¡Bienvenidos a este post sobre una familia santa!
La historia de una familia especial, es la de este matrimonio que estamos por presentarles.
¿Qué tal? ¡Mis estimados amigos!
Fíjense que hace tiempo me regalaron un libro, se llama “Historia de una familia”; en concreto es la vida de Celia y Luis Martín.
En ese momento lo leí, pero tenía pocos meses de casada y sí, me asombró su vida conyugal, pero no más.
Ahora, pensando en la propuesta de ser un hogar Santo, ¿no les pasa que se vienen a la mente un montón de ideas y de voces?
Quizá la que más pueda quedar o la que más me gusta es que:
– Sabes que se trata solamente de ser la mejor versión de ti, que se trata solamente de ser tú.
– Pero está la otra, que quizá es un poco más complicada; saber que ya están elegidos, ya son seleccionados.
– O quizá la más común es la de: ¡Qué aburrido!, ¿a quién se le ocurre esa idea de ser santos en una vida de pareja?, ¿Quién querría eso?
La verdad, en medio de todo y después de 8 años y dos hijos, me acordé de Celia y Luis Martín.
Sinceramente retomando este libro me surgía el deseo de tomarlos como nuestra más admirable referencia de pareja y de padre.
Inclusive comentamos entre mi esposo y yo: “pues vamos a leerlo cada noche hasta que lo acabemos”
Y bueno les vamos a compartir los datos más comunes y extraordinarios que llamaron nuestra atención.
¿Sabían que?
– Luis Martín era relojero y Celia confeccionaba encaje.
– Además, los dos tenían el deseo de ser religiosos consagrados y resulta que en abril de 1858 en el puente de San Leonardo se conocieron y así comenzó toda la historia.
– Luis Martín le llevaba 8 años a Celia me hizo recordar que mi mamá le lleva 10 años a mi papá y yo sólo le llevo un par de años a mi esposa.
– Ellos en tres meses se casaron, ¡Yo, tardé casi 8 años en casarme!
– Su aniversario de bodas es el 12 de julio y se convirtieron en padres de 9 hijos entre ellos Santa Teresa de Lisieux.
– Me llamó la atención que vivían los sacramentos: asistían a la Eucaristía todos los días. También tenían oración individual y comunitaria.
– Y por fin Luis y Celia el 18 de octubre del 2015 Fueron canonizados por el Papa Francisco.
¿Y, por qué fueron canonizados? ¿Qué hacían? ¿En su vida de pareja, en su vida matrimonial?
Hubieron algunas cosas que al leer el libro me llamaron la atención, que se me hicieron de lo más comunes y a la vez de lo más extraordinario de su matrimonio y familia:
UN AMOR INSUPERABLE
El primero, es que había un amor insuperable. Cuentan en el libro que Celia a los 4 años y medio de casada, escribía esta nota:
¡Mi esposo es un santo! Les deseo otro semejante a todas las mujeres.
Y lo más común entre los casados es que digan: ¡ya no lo soporto! sin embargo ellos o en ellos, había un amor que no se podía superar con nada.
SU VIDA UN REFLEJO SENCILLO DE AMOR
La segunda cosa que llamó mi atención es que su vida era un reflejo sencillo de amor, que, para ellos las amistades eran importantes y por eso había un deseo de llevarlos a Dios.
Luis Martín, de no ser por las intervenciones de él, sus círculos de amigos se hubieran dedicado únicamente a placeres mundanales dice el libro.
Él les arrastraba a frecuentar las sesiones del círculo católico, ceremonias de las parroquias y adoración nocturna.
¿Ustedes imaginan a sus esposos llevando a sus amigos a este tipo de actividades?
TENÍAN UNA CONEXIÓN
La siguiente, era quizá la que muchos deseamos; tenían una conexión, capaz de poder crear una identidad de criterio.
Y lo notaba justamente en sus cartas que seguramente ustedes podrán encontrar si las buscan, pero me llamaba la atención la forma de escribirse y de contestarse:
Esta es de cuando ella visita a su hermano y ella le dice que; pues no se siente a gusto, le cuenta su día, lo que hace y hay una parte en donde ella le dice:
-Que le es imposible vivir alejada de él, estaba súper enamorada y
él le contesta; -se me hace tarde el estar junto a ti.
Le dice; no te atormentes tanto llegaremos con la ayuda de Dios a establecer una buena casita, es decir, como la creación de su hogar.
Y a mí me gustaba esta parte porque, aunque ella estuviera en un sitio y él en otro.
Ella contándole sus actividades, justo era esa conexión que hay entre ellos.
Entiendo lo que te pasa, pero mira; vamos por este rumbo, vamos por este paso, estamos en el mismo camino y me gustaba lo que ponía este autor:
“Un amor tal, desconoce la inquietud y la susceptibilidad, no es espantadizo ni celoso, es una fuerza serena hecha de confianza y seguridad” y la verdad es que esto, es lo que quisiera para mi vida de pareja, para mi esposo y para mí.
EDUCABAN A SUS HIJOS CON AUTORIDAD, SENCILLEZ Y ALEGRÍA
Y la última que encontraba justamente es la que ahora hace más ruido entre nosotros, con nuestros hijos pequeños.
Como padres de familia ellos tenían autoridad, exigencia, organización, orden, sencillez que marcaban sus días cotidianos, me gustaba mucho porque hay un espacio en el libro en donde dice que Luis Martín decía a sus hijos:
– Quien no come sopa no come guisado.
Entonces en la cotidianidad de sus días, esos momentos de lo más sencillo de la hora de la comida, marcaba todos y cada uno de estos valores.
La verdad que mi corazón se entusiasmaba al ir leyendo su vida, surgía un deseo de querer esta vida feliz, de ser mi mejor versión para mi esposo, – ¡para mi esposa! ¡para nuestros hijos!
¿Y ustedes qué piensan? ¿Será posible?
¡YO CREO QUE SÍ!
ORACIÓN
Te pedimos padre bueno por todos los matrimonios y familias que leyeron este post. Ayúdalos en sus necesidades, cuídalos, guárdalos, guíalos a un encuentro contigo, para permanecer siempre en tu amor. Amén.
Si quieres conocer más sobre Celia y Luis Martín, conoce sobre su beatificación dando click aquí.
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Historia de una familia – XioPp
