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¿Sabías que tu cuerpo es templo de Dios? Cuida de él

«¿Qué dices? ¿El cuidado del cuerpo influye en mi vida espiritual?»

Calma, te explico todo. Hay quienes piensan que su cuerpo les pertenece y lo tratan según su antojo.

Pueden llegar al extremo de considerarlo lo más importante y valioso en sus vidas. O bien, usarlo de «basurero», sin tener compasión de él; ya que «es mío» puedo abortar, drogarme, fumar, tomar en exceso hasta perder el sentido… en fin, «yo decido».

La Biblia dice: «¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios y que no os pertenecéis?

Glorificad a Dios en vuestro cuerpo» (1 Corintios 6,19 -20).

Existen varias maneras de reconocer la grandeza de nuestro Creador a través del cuidado de este don y tesoro que Él nos ha dado. A continuación te mencionaré tres de ellas.

Psicólogos católicos 13
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1. El cuidado del cuerpo incluye una buena alimentación

Ni comer poco significa estar sano ni, mucho menos, hacerlo en exceso.

Tampoco encontrarse delgado quiere decir que la alimentación sea saludable, hay personas que consumen demasiado y no suben de peso o hay casos de anorexia.

Al contrario, otras aumentan kilos con rapidez, tal vez, por una enfermedad. San Antonio de Padua – al que los artistas suelen representar de forma estilizada – sufría de obesidad, debido a la hidropesía (retención de líquidos).

«Que tu medicina sea tu alimento»

Dijo el médico griego Hipócrates. Las verduras y frutas; legumbres, cereales, pan y pastas; lácteos, carnes y huevos, sin olvidar el agua, son básicos para una buena nutrición e hidratación.

Es importante, también, la forma de prepararlos, ya que no es recomendable freír en abundante aceite, usar sazonadores artificiales, ni excedernos en la sal o azúcar.

Santa Hildegarda escribió que un modo de vida razonable y una alimentación sana influyen en un 80 % en nuestro estado de salud.

Numerosas veces se confunde la sed con hambre y si la ansiedad nos gana e ingerimos a diario o con suma frecuencia un bocado entre comidas.

Por el simple placer de tener algo que masticar, no solo nos dejamos llevar por la gula, sino que puede significar que hay un problema oculto y sea precisa la ayuda médica.

Recuerdo un dicho popular: «Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo».

Por supuesto, la Biblia también lo menciona: «Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras» (Romanos, 13,13).

2. ¡No olvides el ejercicio y actividad física!

Existe el peligro de fomentar el culto al cuerpo, practicando ejercicios de forma obsesiva para verse como un «hombre musculoso».

Y en el caso de las mujeres, lograr la «silueta de modelo» o cantantes de moda con el propósito de obtener likes, atraer miradas o por vanidad.

Si este no es nuestro objetivo, entonces el ejercicio será muy beneficioso en nosotros.

Los médicos mencionan que la actividad física es de gran provecho para la salud del corazón, el cuerpo, y la mente.

Ayuda a prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles, como las cardíacas, derrames cerebrales, diabetes, hipertensión y varios tipos de cáncer.

No sé si te pasa lo mismo que a mí, que por mucho tiempo no he tenido el hábito de hacer ejercicio, aunque siempre me ha gustado caminar.

Pero, conforme pasan los años, da más flojera. A partir del confinamiento por la pandemia fue que comencé a practicar ejercicios con videos.

Estoy lejos de convertirme en una atleta o deportista dedicada, pero, aunque sigue costando, he progresado al respecto.

Es mejor comenzar ahora que dejarlo para después y no importa la edad que tengas. Con el ejercicio se obtiene disciplina.

En la Iglesia tenemos santos que nos han demostrado que, a través de este medio, también se glorifica a Dios, usándolo como herramienta de evangelización: san Juan Pablo II, santa Dulce Pontes, san Pier Giorgio Frassati, entre otros.

San Juan Bosco señalaba: «el ejercicio físico aleja muchas tentaciones y mantiene despejada la mente».

Psicólogos católicos 14
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3. ¡Dulces sueños! Dormir es muy importante

«En paz me acuesto, y en seguida me duermo, pues tú solo, Señor, me das seguridad» (Salmo 4,9).

Para muchos, dormir la cantidad adecuada es nuestro «talón de Aquiles», ya que queremos aprovechar el tiempo en los pendientes no ejecutados a causa de la jornada diaria de trabajo.

Es fundamental descansar a fin de funcionar, renovarnos y mantener una buena salud, claro, siempre y cuando no nos dejemos llevar por la pereza, durmiendo más de diez horas y olvidando las ocupaciones de cada día.

Realicemos el examen de conciencia antes de dormir, pensando en lo bueno, en nuestras faltas, en lo que necesitamos mejorar y dando gracias a Dios por el día que vivimos.

Cuidemos la salud física, sin descuidar, por supuesto, el alma. Mantenernos en gracia de Dios es imprescindible para llegar al cielo, nuestra meta.

Hay un refrán que San Josémaría repetía: «Cuando el cuerpo está sano, el alma baila».

¡Este es un tema muy interesante! Si quieres profundizar más en él, quisiera recomendarte el nuevo curso online que hemos desarrollado:

«Divina Nutrición. Claves científicas y espirituales para una alimentación saludable».

En él, descubrirás todo un nuevo panorama de vida al comprender que la nutrición, la salud y el autoconocimiento tienen un estrecho vínculo con nuestra relación con Dios.

Fuente: Catholic-Link

cuerpo

Oración

Querido Jesús, quiero poner en tus manos nuestras vidas, te pido que cuides y orientes nuestros pensamientos. 

Enséñanos a saber mantener un equilibrio en nuestra vida, que ante todo, sepamos llevar ese balance que nos invitas a tener. Bendice y cuida nuestras vidas y las de nuestros seres queridos. Amén.

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