El Adviento es un tiempo privilegiado para despertar el corazón y prepararlo para recibir al Dios que viene.
No es una simple antesala navideña, sino un itinerario espiritual profundamente cristiano que invita a volver a lo esencial: creer, convertirse, esperar y acoger.
Estas cuatro actitudes forman el hilo conductor de todo el Adviento 2025, según las lecturas que la Iglesia propone durante estas semanas.
Este período nos recuerda que Jesús se acerca a nuestra vida con poder y misericordia; que nos llama a abrirle el corazón; que nos enseña a esperar su presencia con confianza, y que culmina en la adoración del misterio más asombroso de la fe: la Encarnación.
Adviento es dinamismo. Es dejar que Dios nos mueva desde dentro.
Por eso, cada semana tiene un verbo que nos orienta y nos ayuda a profundizar en la vivencia espiritual:
Creer
Convertirse
Esperar
Acoger
En este post profundizaremos en la primera fase del Adviento (1–6 de diciembre), marcada por el verbo CREER.
Es el punto de partida imprescindible: solo quien confía en el Señor puede recibir lo que Él desea regalar.
Primera fase del Adviento (1–6 de diciembre): CREER en Jesús que viene a sanar y restaurar
El inicio del Adviento nos sitúa frente a una verdad que atraviesa todo el Evangelio: la fe abre la puerta a la acción de Dios.
Creer no es un acto emocional ni un optimismo superficial; es un movimiento interior que reconoce a Jesús como Señor, Salvador y Médico del alma.
Esta semana nos invita a renovar nuestra fe, a dejar atrás la autosuficiencia y a permitir que Cristo toque, restaure y transforme nuestra vida.
A continuación te presento la reflexión diaria, basada en las lecturas propuestas para estos días.
Lunes 1 de diciembre — Mt 8, 5-11
La fe del centurión: un comienzo humilde
Comenzamos con una de las expresiones de fe más bellas de todo el Evangelio: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa…”
El centurión, hombre de autoridad, reconoce su pequeñez delante del Señor. Y Jesús queda admirado. La humildad abre la puerta al milagro.
Línea espiritual: Reconocer nuestra necesidad.
Aplicación: Inicia este primer día diciendo con sinceridad: “Señor, necesito que entres en mi vida”.
Creer es admitir que solos no podemos sanar nuestras heridas más profundas, es dejar que Cristo sea quien restaure lo que nosotros no alcanzamos a reparar.
Martes 2 de diciembre — Lc 10, 21-24
Jesús revela a los sencillos
Jesús se llena de alegría y bendice al Padre porque ha revelado sus misterios a los pequeños, no a los autosuficientes.
Este tiempo, nos enseña que Dios se manifiesta a un corazón dócil, no a uno cerrado o endurecido.
Recordatorio: Solo el corazón humilde reconoce la presencia del Señor.
Aplicación: Pide un espíritu dócil para este tiempo tan especial.
Creer significa desaprender ciertas defensas interiores, permitir que Dios nos sorprenda y abrirnos a su manera —siempre tierna, siempre inesperada— de acercarse a nosotros.
Miércoles 3 de diciembre — Mt 15, 29-37
La compasión que restaura: Jesús alimenta, cura y sacia
En este pasaje, Jesús no solo sana a los enfermos; también multiplica los panes para alimentar a la multitud.
La compasión de Cristo es integral: toca el cuerpo, ilumina la mente y sana el corazón necesitado.
Recordatorio: Jesús sana y alimenta en abundancia.
Aplicación: Deja que Cristo toque tus heridas profundas.
Creer es confiar en que su mirada conoce lo que llevamos escondido y que su amor es capaz de restaurar lo que pensábamos perdido.
Jueves 4 de diciembre — Mt 7, 21-27
Construir sobre roca: la fe que se convierte en obediencia
Jesús nos advierte que no basta decir “Señor, Señor”: la fe auténtica lleva a la obediencia.
Las tormentas de la vida revelan si nuestra casa está construida sobre roca o sobre arena.
Recordatorio: La fe verdadera implica obedecer la Palabra.
Aplicación: Revisa tus cimientos al iniciar el Adviento.
Creer no es solo sentir; es tomar decisiones concretas. Es poner por obra lo que Dios nos inspira.
En este periodo, estamos llamados a fortalecer los cimientos espirituales para que nada derrumbe nuestra vida interior.
Viernes 5 de diciembre — Mt 9, 27-31
La mirada que sana: “¿Creen que puedo hacerlo?”
Jesús pregunta directamente a los dos ciegos: “¿Creen que puedo hacerlo?”. Esa pregunta también nos la dirige hoy. Antes de obrar un milagro, Jesús pide fe, confianza y apertura interior.
Recordatorio: La fe permite que la gracia actúe.
Aplicación: Confía en su poder para transformar tu vida.
Creer es responder: “Sí, Señor, creo que puedes sanarme”. Incluso cuando no vemos, incluso cuando no entendemos, la fe es la llave que abre nuevas posibilidades.
Sábado 6 de diciembre — Mt 9, 35–10, 1.6-8
Enviados para dar lo que recibimos
Jesús recorre ciudades y aldeas, sana a los enfermos y proclama el Reino. Luego llama a sus discípulos y los envía.
Quien ha sido tocado por Cristo no puede quedarse de brazos cruzados: se convierte en instrumento de su amor.
Recordatorio: Todo el que recibe a Cristo es enviado.
Aplicación: Primer llamado misionero del Adviento: dar lo que recibimos.
Creer lleva a compartir. Cuando Cristo restaura nuestra vida, nos impulsa a llevar consuelo, luz y esperanza a quienes nos rodean.
Este no es un tiempo para mirarnos sólo a nosotros mismos, sino para convertirnos en señales vivas del Dios que viene.
Creer, el primer paso para un Adviento fecundo
Esta primera semana marca el ritmo interior de todo el Adviento. Sin fe, no hay encuentro con el Dios que viene. Sin humildad, no hay apertura. Sin docilidad, no hay transformación.
Creer es el acto fundador de la vida espiritual y la preparación más auténtica para la Navidad.
A lo largo de estos días, deja que el Señor te hable, te toque, te sane y te envíe. Permite que su Palabra despierte en ti un corazón renovado.
Este es el momento de dejar que Cristo restaure lo que parecía imposible.
Adviento es la certeza de que Dios viene. Y viene por ti.









