Te comparto algunos puntos fundamentales para poder entender la muerte de un hijo, si es que tú o alguien cercano a ti, ha pasado por esta pérdida.
Cuentan que una vez un alpinista muy experimentado estaba escalando cuando se desató una tormenta, no se fijó donde puso el pie y cayó muchos metros.
Lo bueno es que estaba amarrado de una cuerda, pero cayó, lo que a él le pareció una eternidad.
Sentía que su vida se iba a acabar y de pronto, la cuerda se tensó y paró la caída. «Gracias Dios mío, gracias» dijo, y se quedó agarrado de la cuerda:
«Por favor Dios mío, ayúdame, ayúdame» y escuchó claramente una voz que decía:
«Confías en mí, si suéltate de la cuerda»
«No no Señor, si confío en ti pero si me suelto de la cuerda me voy a matar, si fue un milagro que me quedara yo aquí».
«Suéltate de la cuerda», «No Dios mío, no me puedes estar pidiendo esto. Si confío, pero me voy a quedar aquí»
La testarudez del alpinista sostenido en esa cuerda hizo que a la mañana siguiente cuando llegaron los rescatistas, se encontraran al alpinista hipotérmico, casi casi congelado agarrado de la cuerda a 20 centímetros del suelo.
Él decidió no soltarse y tú estás aferrado al dolor, aunque sea el peor de todos los dolores, por ello, quédate porque hoy vamos a hablar acerca de cómo se entiende la muerte de un hijo.
Ante la pérdida de un hijo…
Por favor, pasen la voz si saben de alguien que ha tenido una o varias pérdidas. Vamos no solo a procesar nuestro dolor, si no a entender la diferencia entre trauma y dolor de pérdida.
La tanatología dice que la pérdida de un hijo es durísima, pero si tienes una buena pareja, entre los dos pueden cargarla.
La pérdida de la propia vida es, para la tanatología, la peor pérdida de todos, porque entonces tienes que despedirte de ese hijo, pero también del otro, de tus padres, de la vida como la conocías.
Quedarte mucho tiempo en un dolor no significa que has amado mucho, probablemente significa que has amado mal.
Y lo que me preocupa es que las personas hacen un homenaje al sufrimiento, un templo a ese dolor, en lugar de un templo al amor.
¿A qué me refiero?
Tenemos que recordar la bendición de haber tenido un hijo, en lugar de la maldición de haberlo perdido
Si tú tienes fe, tienes una creencia religiosa, sabes que llegó a puerto seguro, que ya está bien, que con lo que tenemos que trabajar es con el dolor de la ausencia que es enorme.
Les he dicho muchas veces que si pensáramos en una balanza entre el dolor de la ausencia y el amor, ganaría el amor.
Porque el amor es más grande, esa es la certeza con la que les hablo para decirles que si se puede salir adelante de la muerte.
Pero, ¿cómo entenderla?
Te comparto algunos puntos fundamentales para poder hacerlo:
Todos somos mortales, esa ley que habías escuchado de un hijo no puede morir antes de los padres no existe, todos podemos morir, todos somos candidatos a la muerte, desde el momento que somos concebidos.
Así que no sientas que la vida te sobrepasa, porque tú no tienes un papel que te garantiza que tus hijos iban a vivir más que tú y por lo menos 90 años.
Claro que rompe el alma la muerte de un hijo, porque queremos tenerlo, queremos seguir disfrutando con ellos y enseñarles más de la vida y disfrutar sus logros.
Por supuesto que sí, pero la muerte de un hijo no significa que fallaste como padre o como madre, yo sé que tu misión era cuidarlos.
Pero no podemos cuidarlos más allá de su destino, así que tú cumpliste, lo cuidaste, lo has amado hasta el momento que tuviste que entregarlo o devolverlo a esa fuente creadora de dónde venimos todos.
Perder a un hijo puede hacerte perder el rumbo y el sentido de la vida, pero yo te pregunto:
¿Es ese el mejor homenaje para un hijo?
No lo creo, no creo que un hijo haya venido a tu vida a destruirte, por el contrario, tiene que ser inspiración, tiene que ser gasolina en tu vida.
Tienes como he dicho muchas veces, preferir haberlo tenido, aunque te haya dolido tanto perderlo, y que si alguien te preguntara: ¿Hubieras mejor querido no conocerlo para no vivir este dolor?
Quiero leerles una frase:
“Todo cambió para siempre cuando tú naciste, ni siquiera el gran dolor de tu partida ensombrece la luz que trajiste a mi vida”
Eso es lo que creo que hace un hijo en nuestra vida.
Entender la muerte de un hijo es que a pesar de haberlos amado tanto, haberlo dado todo por ellos y haber sido nuestra mejor versión.
Siempre va a haber algo que te vas a recriminar y no se vale juzgarte en retrospectiva, porque tú no sabías que iba a morir.
Claro que de haberlo sabido, tal vez si hubieras actuado diferente, pero no dudes que tu hijo sabía que lo querías o la querías, hiciste lo mejor que pudiste con los recursos que tenías y el tiempo limitado que te fue dado.
Por favor no te juzgues, saca la culpa, el hubiera y el divide de la ecuación que solamente te van a complicar el proceso.
Inténtalo, inténtalo, porque yo creo que sí es posible la felicidad después de la muerte de un hijo.
Es cierto que todos moriremos algún día y que nos vamos a reencontrar, no sé lo que sea la creencia de cada quien, pero creer es entenderlo.
Entender que el tiempo que nos fue dado con alguien fue aprovechado
Podemos medirlo por las sonrisas que tuvimos, la alegría que compartimos, los cuidados que le dimos, el amor que le manifesté, los viajes, las experiencias y lo que le enseñé.
Creo que para un padre o una madre la muerte de un hijo qué significa tanto dolor.
También significa ese gozo en el alma de saber que yo hice de tu vida, una buena experiencia y si hubiera tenido más tiempo, más te hubiera dado.
Pero por favor, por favor, vamos a dejar que triunfe el amor, no el dolor
Y por eso la historia del principio, no se me queden agarrados al sufrimiento, vamos a poner en práctica todo lo que hemos aprendido.
Y en ningún momento creas que si estás bien o dejas ese dolor, has dejado de quererlo.
Nunca, nunca dejarás de quererlo, porque tu hijo, tu hija tendrá siempre un lugar en tu corazón, un corazón que entiende, un corazón que sabe repararse.
Yo creo que es posible, si no lo creyera, créanme con qué cara vendría yo decirles todo.
¿Estamos listos para poner en práctica lo aprendido? yo sé que lo vamos a lograr.
Les mando un abrazo de todo corazón.
Autor: Gaby Pérez, tanatóloga.
¿Cómo entender la muerte de un hijo? (Duelario)
Oración:
Jesús, ponemos en tus manos las familias que han pasado alguna pérdida, sobre todo, aquellos padres que han perdido a un hijo. Dales foraleza y sabiduría para poder vivir este duelo de tu mano.
Acompáñalos y que busquen ese consuelo que tanto necesitan, en ti. Que no se olviden de su ser padres y del amor que gratuitamente le dieron a sus hijos en vida, que ahora desde la Eternidad, puedan amarles mucho más. Amén.