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Consentimiento en el matrimonio y defectos de voluntad

Fundamento de la libertad en el Sacramento del matrimonio

El sacramento del matrimonio, como enseña la Iglesia católica, se edifica sobre un acto de voluntad pleno y libre. Este consentimiento es el cimiento de la unión conyugal y la condición esencial para que el matrimonio sea válido ante los ojos de Dios y de la Iglesia.

El Código de Derecho Canónico, en los cánones 1095 al 1103, enfatiza que cualquier defecto en la voluntad, como la coacción o el engaño, puede invalidar el matrimonio.

Por lo tanto, el acto máximo de la libertad y la entrega en el amor se manifiesta en el consentimiento matrimonial, un compromiso que involucra la totalidad de la persona.

Psicólogos católicos 12
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El consentimiento matrimonial: Corazón del Sacramento

El consentimiento matrimonial es un acto personal mediante el cual un hombre y una mujer se entregan mutuamente para formar una alianza indisoluble (§1107).

Este acto, que debe ser expresado libre y plenamente, constituye el momento esencial del sacramento.

El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) explica que “el consentimiento debe ser un acto de la voluntad de cada una de las partes, libre de coacción o de grave temor externo” (§1103).

Esta enseñanza subraya que el matrimonio no es simplemente un acuerdo legal o una ceremonia social.

Es un pacto sagrado en el que dos personas eligen libremente compartir sus vidas en una comunidad de amor y servicio.

Sin esta elección libre, el matrimonio carece de la base espiritual y moral que lo convierte en un sacramento.

La libertad: Base del consentimiento

La libertad es la capacidad de elegir el bien, y en el contexto del matrimonio, esto significa elegir amar y entregarse plenamente al otro.

Esta libertad no es una mera ausencia de coacción, sino una afirmación positiva de la voluntad de unir la vida a la de otra persona.

Como enseña el Papa Juan Pablo II en su “Teología del Cuerpo”, el amor conyugal es un acto de autodonación que solo puede realizarse en plena libertad.

Cuando un hombre y una mujer dan su consentimiento matrimonial, realizan el acto más elevado de su libertad: se eligen mutuamente para toda la vida, aceptando las responsabilidades y bendiciones que esta unión conlleva.

Este acto libre y pleno refleja la imagen de Dios, quien nos ha creado como seres libres para amar.

Defectos de voluntad: Obstáculos al consentimiento pleno

El Código de Derecho Canónico identifica varias condiciones que pueden afectar la validez del consentimiento matrimonial.

Entre ellas se encuentran los defectos de discernimiento, la falta de libertad interior y los vicios de la voluntad, como la coacción o el engaño.

1. Incapacidad psicológica (c. 1095)

Según el canon 1095, las personas que carecen de la capacidad suficiente para comprender el significado y las obligaciones del matrimonio no pueden dar un consentimiento válido.

Esto incluye aquellos que padecen trastornos psicológicos graves que les impiden ejercer la libertad necesaria para el matrimonio.

La incapacidad psicológica no se refiere simplemente a debilidades humanas comunes, sino a condiciones que hacen imposible una elección libre y responsable.

Por ejemplo, una adicción grave o un trastorno de personalidad podrían afectar la capacidad de compromiso de una persona.

2. Ignorancia o error (c. 1096-1097)

El canon 1096 establece que el consentimiento matrimonial requiere un conocimiento básico de lo que implica el matrimonio: una unión permanente entre un hombre y una mujer orientada al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos.

La ignorancia de estos elementos esenciales puede invalidar el consentimiento.

Además, el canon 1097 menciona que un error sobre la persona (es decir, casarse con alguien creyendo que es otra persona) o sobre una cualidad esencial del cónyuge puede viciar el consentimiento.

Este error debe ser significativo y afectar directamente la decisión de contraer matrimonio.

3. Coacción y miedo grave (c. 1103)

La coacción y el miedo grave también son causas de nulidad matrimonial. El canon 1103 especifica que el consentimiento dado bajo la presión de una amenaza o un temor intenso no es libre y, por lo tanto, no es válido.

Esto incluye situaciones de manipulación emocional, chantaje o presiones familiares.

La Iglesia reconoce que el matrimonio debe ser un acto de amor libre, y cualquier intento de forzar a alguien a casarse va en contra de la dignidad humana y del designio divino para el sacramento.

4. Engaño (c. 1098)

El engaño también puede invalidar el consentimiento matrimonial si se refiere a una cualidad esencial de la otra persona y ha sido intencionalmente ocultado.

Por ejemplo, mentir sobre la voluntad de tener hijos o sobre una condición grave de salud podría ser causa de nulidad.

Psicólogos católicos 13
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El consentimiento como acto de Amor y Fe

El consentimiento matrimonial no es solo un acto jurídico, sino también un acto de fe y amor.

En el matrimonio cristiano, los esposos se comprometen a vivir según el modelo del amor de Cristo por su Iglesia: un amor fiel, generoso y sacrificial.

Este compromiso solo puede ser asumido libremente, en un acto de plena confianza en Dios y en el cónyuge.

La Iglesia enseña que el consentimiento matrimonial es irrevocable. Una vez dado, crea un vínculo que solo puede ser disuelto por la muerte.

Este carácter indisoluble del matrimonio refleja la fidelidad de Dios, quien nunca abandona a su pueblo.

El Rol de la gracia en el consentimiento

El matrimonio no es solo un compromiso humano, sino también un sacramento en el que los esposos reciben una gracia especial para vivir su vocación. Esta gracia fortalece su libertad y les ayuda a superar las dificultades que puedan surgir en su vida conyugal.

Como enseña el Catecismo, “Cristo es la fuente de esta gracia. ‘Del mismo modo que Dios encontró a su pueblo con una alianza de amor y fidelidad, así los esposos cristianos se encuentran’” (§1633).

La gracia sacramental no elimina las limitaciones humanas, pero las transforma, permitiendo a los esposos vivir su unión como un signo visible del amor de Dios.

Discernimiento y preparación para el matrimonio

Dada la importancia del consentimiento matrimonial, la Iglesia insiste en la necesidad de una adecuada preparación para el matrimonio.

Esto incluye programas de catequesis y acompañamiento pastoral que ayuden a los futuros esposos a comprender el significado y las responsabilidades de su compromiso.

El discernimiento también es crucial. Antes de dar su consentimiento, los novios deben examinar sus motivaciones, sus expectativas y su capacidad para asumir las obligaciones del matrimonio.

Este proceso de discernimiento es una oportunidad para fortalecer su libertad interior y asegurarse de que su decisión esté basada en el amor y la fe, no en presiones externas o ilusiones.

Conclusión: El consentimiento como acto supremo de libertad

El consentimiento matrimonial es el acto más elevado de la libertad humana, un compromiso que involucra el corazón, la mente y el espíritu.

Este acto de voluntad plena y libre es la base del matrimonio cristiano y el reflejo más puro del amor de Dios.

Cualquier defecto en la voluntad, como la coacción o el engaño, distorsiona este acto y puede invalidar el sacramento. Por eso, la Iglesia subraya la importancia de la libertad interior y de una adecuada preparación para el matrimonio.

Cuando los esposos se entregan mutuamente con plena libertad y confianza en Dios, su unión se convierte en un testimonio vivo del amor divino y en una fuente de bendición para la Iglesia y el mundo.

Consentimiento, matrimonio y voluntad

Oración

Padre, te pido por quienes han entendido esta llamada a la vocación del matrimonio, envíales tu Espíritu para que sepan elegirse cada día.

Acompáñalos en las adversidades que se les presente, que en medio de la tempestad, fijen siempre su mirada en ti, para que así, la calma vuelva pronto a su matrimonio.

Bendice esta vocación. Amén.

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