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La fuerza del perdón: Una oportunidad de crecimiento

Perdónanos, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden

Hablar del perdón es a veces más fácil que otorgarlo cuando alguien nos ha ofendido, pero ¿Por qué nos cuesta tanto perdonar?.

Hoy te comparto esta reflexión que alguien a quien quiero mucho, puso en mi corazón desde su experiencia en el ser perdonado y así perdonar de corazón.

Definitivamente el acto de perdonar al otro es imposible sin ayuda, es necesario pedir la gracia a Dios para poder perdonar a alguien, no importa que tan pequeña o grande sea la ofensa, sin ayuda de Dios no será posible perdonar.

Además de que es una gracia que necesitamos pedir, también es importante la misericordia que a diario recibimos de Dios.

Pero esto también puede costarnos verlo cuando nosotros somos los que tenemos que perdonar.

Porque no podemos ver más allá de la ofensa que hemos recibido.

No nos importa si el otro necesita que le perdonemos porque en ese momento damos prioridad a nuestro propio dolor y sentir.

Y bueno de alguna manera es normal que reaccionemos así pero no es bueno quedarnos ahí.

¿Cómo empiezo a trabajar el perdón?

Volteando a ver a Jesús en la cruz y reflexionar cuanto nos ha sido perdonado, por el sacrificio de amor que hizo en la cruz y que ahí permanece por nosotros.

Algo que nos puede ayudar mucho también es meditar la parábola del Hijo prodigo, o también conocida como la parábola del Padre misericordioso, en esta podemos recoger muchos.

Pero muchos frutos para entender el perdón, para empezar que sin importar cuantas veces hemos caído (y que seguiremos cayendo), nuestro Padre Dios en su infinita misericordia nos perdona.

Cuando nos acercamos con verdadero arrepentimiento y humildad y aquí podemos identificarnos completamente en el Papel de aquel hijo.

Que después de salirse de casa, darle la espalda a su padre y ofenderlo con la vida que llevaba, se arrepiente y con humildad busca a su Padre y le pide perdón.

Sabemos que después de ser perdonado incluso fue recibido con una fiesta

 

Que belleza todo lo que nuestro Padre nos da cuando nos arrepentimos, esta fiesta podríamos verla en lo ligeros que nos sentimos después de acercarnos al sacramento de la confesión.

La claridad con la que podemos discernir en nuestra vida cuando estamos en gracia es como si la blancura del alma nos alumbrara el camino que debemos seguir.

En nuestro rostro también se refleja ese regalo que con tanto amor y misericordia hemos recibido.

Puede ser que nuestra sonrisa se vea más sincera, hermosa y deslumbrante, nuestra mirada también refleja ese gozo, esa es nuestra verdadera fiesta.

amigos, mi mejor amigo, perdón

¿Es posible perdonar de corazón?

Claro que es posible, cuando soy consciente de que Dios me perdona cuando me acerco arrepentido y con humildad, recibo con amor y agradecimiento su misericordia entonces yo también puedo serlo con mi hermano.

Puedo perdonarle como a mí me ha perdonado Dios y compartir con él esa fiesta, el gozo de ser hijos perdonados y amados de Dios, de ese Padre que nos espera siempre con los brazos abiertos.

Perdonar es un acto de amor, que ablanda nuestro corazón de piedra, nos permite vivir en plenitud nuestra identidad de hijos y hermanos en Cristo Jesús. 

Oración:

Padre misericordioso, te doy gracias por perdonarme en tantas ocasiones, ayúdame a siempre perdonar de corazón, a extender tu misericordia y así la paz reine en mi corazón.

Autora: Gabriela Saraí Padilla

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