Sacramento de la confesión
Primeramente, acudir al sacramento de la confesión, es acudir donde mi Padre del cielo, que me conoce y me dice que puedo volver a empezar.
En lo personal el sacramento de la confesión, me permite celebrar la Semana Santa con un corazón lleno de amor, pleno de paz.
Reconociendo que Jesús, mi Padre, mi Salvador, dio la vida por mí y mis hermanos.
Asimismo, la Semana Santa es una nueva oportunidad de celebrar nuestra fe y reflexionar el misterio de nuestra salvación y redención, que nuestro Padre del cielo reveló con la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Dios nos ama tanto que se hizo hombre para dar la vida por nosotros
De igual forma, recordemos que Jesús en la última cena les habló a sus apóstoles sobre la penitencia, la confesión de las culpas y el arrepentimiento.
Jesús había hablado del lavado de los pies como de un símbolo de purificación
Pues, los pies están sin cesar en contacto con la tierra, y si no se los limpia constantemente están sucios.
Nuestro Señor, llevó a cabo este acto de humildad lleno de afecto hacia sus apóstoles.
“El lavado de los pies fue espiritual y como una especie de perdón por las culpas” (La dolorosa pasión de nuestro Señor Jesucristo Ana Catalina Emmerich).
Hija, cuando te acercas a la confesión, a esta fuente de la misericordia divina, siempre llegan a tu alma mi sangre y el agua que salieron de mi corazón (…).
Aquí la miseria del alma se encuentra con el Dios de la misericordia.
«Di a las almas que de esta fuente de la misericordia se reciben gracias únicamente en el recipiente de la confianza.
Pues, si su confianza es grande, mi generosidad no tendrá límites. Los torrentes de mi gracia inundan a las almas humildes.
Mientras que los soberbios siempre se encuentran en estado de pobreza y miseria, pues mi gracia se retira de ellos hacia las almas humildes» (Diario de santa Faustina, 1602).
Tenemos un Dios bueno, un Dios misericordioso.
Entonces, pensemos más en Él, conozcámoslo más y tratemos de hacer nuestra vida conforme a sus criterios.
Pero, no temas de acudir al Sacramento de la confesión, de hablar, confiar en Él; de sentir la verdadera libertad que solo viene de nuestro Padre del cielo.
Finalmente, deja que Dios obre en tu vida y déjate guiar por el Espíritu Santo.
Dios nos ama tanto, que nos da la oportunidad de aprender de los malos momentos y de volver a empezar nuestro caminar hacia el cielo.
Autor invitado. Andrea Iñiguez