¿Que es lo que nos hace más felices a nosotros los adultos?
Tener un trabajo que nos satisfaga, que nos llene y que sea lo que sea; desde ama de casa, profesora, médico, en mi caso veterinario, farmacéutico, biólogo o periodista, pero haciendo ese trabajo de la mejor manera posible.
La segunda cosa que nos hace felices, es conectar de forma sana con lo que nos rodea, en el amor de pareja, en el amor de familia, en el amor a nuestros hijos, sabiendo que ninguno de ello es de gratificación instantánea de recompensa rápida.
No viene por globo, ni viene por Amazon, o se descarga en tinder, por lo tanto, nosotros tenemos que saber posponer la recompensa y enseñar a nuestros hijos a posponer la recompensa empezando a tomar decisiones desde la infancia.
Al final llegará un momento que estos hijos querrán casarse, si se quieren casar, y tendrán que decidir de entre todas o entre todos, uno, y esa eleeción comienza desde la infancia.
Hay que empezar a elegir desde pequeños, quieres esto o esto otro, enseñarles a elegir que hay algo que es mejor que lo demás, algo que me conviene más que lo otro.
Sería mi primera pauta hoy, que los jóvenes, desde que éstos son niños pequeños, les enseñemos a elegir
Si nosotros les conducimos directamente solo a lo que vemos que es lo mejor para ellos.
No sabrán elegir en un futuro entre una cosa u otra, debemos intentar enseñarles entre dos cosas buenas y que ellos vayan decidiendo.
Porque la vida está en saber renunciar saber elegir y saber posponer la recompensa.
Lo segundo es enseñarles a amar, enseñarles a querer, enseñarles a no tener miedo expresar afecto.
Y eso lo ven reflejado desde la infancia; padres que se llevan bien, padres separados que hacen lo posible por llevarse bien, y respetarse a pesar de vivir separados o divorciados.
Relaciones sanas con los abuelos a pesar de que haya relaciones complicadas, con suegros, cuñados, tíos y primos, y demostrar cariño, aunque no tenda buena relación con el otro, le trató bien.
Saber pedir perdón
Y una de las cosas que creo que más ayudan a los jóvenes, es darse cuenta que los padres, entre ellos los padres a los hijos o en el ambiente de casa de familia, se sabe pedir perdón.
Una familia que sabe pedir perdón es una familia que funciona, una persona que sabe pedir perdón es una persona que sabe ser humilde.
Que en un momento dado se da cuenta de un error, quedese a paliar ese momento malo, esto no significa que perdones automáticamente, pero hay un esfuerzo.
Queremos de estos hijos que cuando vivan en pareja, que cuando tengan amigos en el futuro, que cuando estén en un trabajo, sepan gestionar sus momentos malos con los del entorno.
Porque, cuánto nos hace sufrir la vida cuando tenemos problemas en la pareja.
Cuando yo en terapia de pareja, que es una de las cosas que más veo en consulta digo, «pero, ¿nadie te enseñó a perdonar, nadie te enseñó a pedir perdón, nadie te enseñó a comunicarte?»
Y te das cuenta que no, que eso no existió, y ahí la alerta de no poder enseñarles a nuestros hijos posteriormente.
Oración:
Autora. Dra. Marian Rojas Estape.
Extracto de la conferencia: Amor y sexualidad. ¿Cómo educar para que acierten?
Universidad Francisco de Victoria. Instituto desarrollo y persona.