Inspirado en las reflexiones de Marian Rojas Estapé
La adolescencia es una etapa de transformación profunda, tanto física como emocional.
Marian Rojas Estapé, psiquiatra y divulgadora, nos invita a comprender el cerebro adolescente como una clave para educar desde el amor, la aceptación y la guía firme.
Su enfoque combina neurociencia, psicología y pedagogía afectiva, ofreciendo herramientas valiosas para padres, educadores y acompañantes.
Características del cerebro adolescente
Durante la adolescencia, el cerebro está en pleno proceso de maduración.
Este desarrollo desigual entre distintas zonas cerebrales genera tensiones internas que explican muchas de las conductas típicas de esta etapa:
- Conflicto entre emoción y razón: La amígdala, centro de las emociones, está hiperactiva, mientras que la corteza prefrontal, responsable del juicio y la toma de decisiones, aún no ha alcanzado su madurez.
Esto provoca reacciones intensas y dificultades para regular impulsos. - Búsqueda de recompensas: El circuito de dopamina se activa intensamente, llevando al adolescente a buscar gratificación inmediata.
Esta tendencia puede derivar en hábitos perjudiciales si no se canaliza adecuadamente. - Vulnerabilidad y neuroplasticidad: El cerebro adolescente es altamente plástico, lo que significa que las experiencias vividas dejan huellas profundas.
Esta plasticidad representa una oportunidad para el crecimiento, pero también un riesgo si no se acompaña con orientación adecuada.
Estrategias educativas para acompañar al adolescente
Rojas Estapé propone una educación que combine firmeza con afecto, entendimiento con límites. Aquí algunas claves para cultivar un entorno saludable:
- Regulación emocional: Los adultos deben ser modelos de gestión emocional, mostrando cómo enfrentar la frustración, el enojo o la tristeza de manera constructiva.
- Límites claros y coherentes: Establecer normas con amor y consistencia brinda seguridad al adolescente, ayudándole a desarrollar autocontrol y resistencia frente a la presión social.
- Vínculo afectivo: Un entorno de aceptación y cariño es el mejor antídoto contra la inseguridad. El adolescente necesita sentirse amado para explorar el mundo con confianza.
- Comprensión neuroeducativa: Conocer cómo funciona el cerebro adolescente permite a los adultos responder con empatía en lugar de frustración, transformando los conflictos en oportunidades de crecimiento.
- Gestión de la atención: En un mundo saturado de estímulos, enseñar a enfocar la atención y cultivar la curiosidad es esencial para el desarrollo cognitivo y emocional.
Educar a un adolescente es acompañar un proceso de construcción de identidad.
Comprender su cerebro, sus emociones y sus necesidades nos permite ser guías amorosos en un camino que, aunque desafiante, está lleno de posibilidades.
Como afirma Marian Rojas Estapé, el amor, la aceptación y la firmeza son los pilares que sostienen el desarrollo saludable en esta etapa crucial.
Oración
“Señor, acompáñanos en el arte de educar con amor, paciencia y sabiduría. Que podamos ver en cada adolescente una semilla de vida, esperanza y propósito, y ser para ellos luz en su camino de crecimiento. A ejemplo de la Santísima Virgen María y San José”
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