La palabra como camino de encuentro
En el marco del VI Congreso para Educadores de la Universidad Francisco de Vitoria, Javier Díaz Vega, docente del Programa “Aprendamos a Amar”, ofreció una conferencia profundamente humana y esperanzadora titulada “Hablar salva vidas”.
Su mensaje resonó en un tiempo marcado por el aislamiento emocional, la soledad y la incomunicación: volver a hablar desde el corazón, con verdad y ternura, puede literalmente salvar vidas.
Díaz Vega recordó que muchas de las heridas del alma comienzan cuando alguien deja de hablar o deja de ser escuchado.
En una sociedad hiperconectada pero cada vez más desconectada interiormente, el simple gesto de abrirnos al diálogo sincero y compasivo puede ser una herramienta transformadora de acompañamiento psicológico y espiritual.
“Hablar salva vidas”: una invitación a escuchar el dolor
Durante su conferencia, Javier Díaz Vega explicó que hablar no es sólo emitir palabras, sino ofrecer la propia presencia al otro.
Cuando alguien se atreve a expresar su sufrimiento y encuentra a quien lo escucha sin juicios, se abre la posibilidad de sanar.
El ponente destacó que escuchar con amor es un acto profundamente cristiano, porque reproduce el modo en que Dios se relaciona con el ser humano: no desde la imposición, sino desde la acogida.
“Hablar salva vidas, porque quien se siente escuchado comienza a creer que su vida tiene valor”, señaló Díaz Vega.
Desde la perspectiva de la psicología católica, esta afirmación tiene un enorme peso.
La palabra no sólo comunica ideas, sino que toca el alma, construye vínculos y despierta en el otro la conciencia de su dignidad como hijo de Dios.
En el contexto educativo, Díaz Vega subrayó que los profesores y formadores tienen una misión crucial: ser puentes de comunicación, abrir espacios donde los jóvenes puedan hablar sin miedo y sentirse comprendidos.
La comunicación que humaniza: integrar psicología y fe
Uno de los aspectos más valiosos de la ponencia fue su capacidad para integrar la dimensión psicológica y espiritual del ser humano.
Desde el programa “Aprendamos a Amar”, Javier Díaz Vega impulsa una educación afectivo-sexual integral, centrada en la persona como unidad de cuerpo, mente y espíritu.
En este sentido, la palabra es el medio por excelencia para educar el corazón.
Comunicar no se reduce a transmitir información, sino a acompañar procesos vitales, especialmente en etapas donde los adolescentes enfrentan dudas, heridas afectivas o crisis de sentido.
Díaz Vega destacó que la comunicación auténtica es terapéutica:
- Disminuye la ansiedad y el aislamiento emocional.
- Fortalece el sentido de pertenencia y comunidad.
- Despierta la conciencia moral y espiritual.
- Previene conductas autodestructivas, al permitir que la persona ponga en palabras lo que le duele.
Este enfoque está en profunda sintonía con la visión cristiana del hombre: creado a imagen de un Dios que habla y se comunica por amor. Por eso, la palabra tiene poder creador y sanador.
Educar para la escucha: tarea esencial del maestro
El ponente insistió en que, antes de enseñar a hablar, es necesario educar la escucha.
En el aula, los docentes pueden transformar vidas no sólo por lo que enseñan, sino por cómo miran y escuchan a sus alumnos.
El silencio atento, el gesto de interés y la empatía activa son señales de que el otro importa.
“La escucha es el primer paso del amor”, recordó Díaz Vega durante su exposición. Esta actitud es también una herramienta de prevención en el ámbito psicológico.
Muchos jóvenes con ideas autodestructivas no buscan tanto una solución inmediata, sino alguien que los escuche sin juzgar.
De ahí el título de la conferencia: hablar —y dejar hablar— salva vidas.
Desde la perspectiva de la psicología humanista cristiana, el encuentro interpersonal tiene un valor terapéutico en sí mismo.
El amor, la compasión y la presencia auténtica son medios de curación que anteceden incluso a cualquier técnica o intervención profesional.
Comunicación y misión educativa: una responsabilidad compartida
Javier Díaz Vega también señaló que la cultura actual ha degradado el lenguaje, reduciéndolo a eslóganes, frases vacías o polarización. Sin embargo, la palabra puede y debe recuperar su dimensión sagrada.
Hablar con verdad, educar en la comunicación afectiva y acompañar con empatía son tareas que unen a psicólogos, educadores y evangelizadores en una misma misión: restaurar el tejido humano desde la palabra.
En este punto, su mensaje coincidió con el llamado del Papa Francisco a construir una “cultura del encuentro”.
El pontífice insiste en que dialogar es más que debatir: es tender puentes, comprender, reconciliar y construir paz.
Díaz Vega, desde su experiencia pedagógica, hizo eco de esa visión al afirmar que la comunicación sana no nace del miedo, sino del amor.
En ella, educadores y acompañantes deben mostrarse vulnerables y humanos, testigos de una verdad que libera.
El silencio que acompaña: no todo es hablar
Aunque el título de la conferencia es “Hablar salva vidas”, el ponente también subrayó la importancia del silencio que escucha.
En un mundo saturado de ruido, el silencio empático se convierte en un lenguaje de amor.
No se trata de callar para evitar el conflicto, sino de callar para acoger al otro sin interrumpir su proceso interior.
El equilibrio entre palabra y silencio es una de las claves de la madurez comunicativa.
Desde la perspectiva cristiana, Dios mismo se comunica también en el silencio —como en el susurro del profeta Elías (1 Re 19,12)—, recordándonos que la escucha es parte esencial del encuentro con el otro y con Dios.
Aplicaciones prácticas para educadores y psicólogos
Javier Díaz Vega concluyó su intervención ofreciendo pistas concretas para aplicar este principio en la vida diaria:
- Crear espacios seguros de diálogo en el aula o la consulta
- Practicar la escucha empática, sin interrupciones ni juicios.
- Invitar al alumno o paciente a poner en palabras sus emociones.
- Cuidar el lenguaje, evitando etiquetas o diagnósticos reduccionistas.
- Transmitir esperanza: que el otro sepa que su vida tiene sentido y valor.
Estas acciones, sencillas pero profundas, tienen un impacto real en la salud emocional y espiritual. Hablar no es un acto trivial; es un acto de amor que reconstruye la confianza y devuelve la vida.
Un mensaje que une psicología y Evangelio
La conferencia “Hablar salva vidas” de Javier Díaz Vega ofrece una enseñanza que trasciende la educación: es una llamada a recuperar la palabra como medio de sanación y encuentro con Dios.
Desde la psicología católica, esto significa reconocer que la comunicación auténtica es también un camino de gracia, donde cada palabra pronunciada con amor se convierte en instrumento de restauración interior.
En tiempos de soledad, ansiedad y ruptura de vínculos, volver a hablar con el corazón y desde la verdad es un acto profundamente terapéutico y cristiano.
Porque, como recordó Díaz Vega, cuando alguien se atreve a hablar y otro lo escucha, la esperanza vuelve a nacer.
Nota editorial
El presente artículo refleja las ideas expuestas por Javier Díaz Vega durante su conferencia “Hablar salva vidas”, impartida en el VI Congreso para Educadores de la Universidad Francisco de Vitoria.
El contenido no necesariamente representa la posición oficial de catholizare.com, sino que busca difundir y reflexionar sobre los aportes de la conferencia desde una perspectiva de psicología y espiritualidad católica.
