En el matrimonio una tentación que se nos puede llegar a presentar en la etapa de recién casados es la de convertirnos en una especie de:
Inspectores de los defectos de nuestra pareja.
Es normal que en el proceso de iniciar la vida en común vayamos encontrando en nuestra pareja ciertos aspectos que seguramente no nos harán mucha gracia.
Y lo más probable es que también nuestra pareja encontrará ciertos de esos “detalles” en nosotros.
Lo primero que debemos tomar en cuenta es que somos dos personas completamente diferentes y no somos perfectos.
Todos tenemos defectos y lo más probable es que la mayoría de estos lleguen a salir en la vida matrimonial, debido a la convivencia cotidiana, como dice la expresión “si quieres conocer a Inés, vive con ella un mes”.
En esta etapa pueden surgir varios temas desde los clásicos, como la tapa del baño, la pasta de dientes, la ropa sucia o la toalla en el suelo, hasta otros de mayor complejidad que cada pareja irá descubriendo.
La importancia del realismo dentro del matrimonio
Para empezar, es importante que aquellas parejas que están por casarse sean realistas. Que sepan y aprendan a asumir que surgirán esos “detalles” que no nos agradan del todo en nuestra pareja.
Habrá que hacer a un lado las falsas expectativas que se puedan tener, una de ellas es pensar que en nuestro matrimonio esos detalles no sucederán.
Si aún no se ha hecho, más vale iniciar a pensar en nuestra pareja no como un ideal, sino como la persona real de carne y hueso, con virtudes y desperfectos.
Cuidado con los riesgos de ser inspectores de defectos
Por otra lado es de vital importancia el cuidarnos de no “ponernos la gorra” de inspectores de defectos de nuestra pareja.
Si nos ponemos a buscar los defectos seguramente encontraremos muchos, pues, como hemos dicho anteriormente, la persona no es perfecta.
De tal manera que correremos el riesgo de centrarnos solamente en los aspectos negativos como si tuviésemos una lupa enfocada en los defectos:
El riesgo de esto es que esos defectos los veremos aumentados y no podremos ver las virtudes de nuestra pareja.
Recordemos las palabras de Jesús en el Evangelio:
“¿Cómo es que ves la paja en el ojo de tu hermano si no adviertes la viga en el tuyo?
¿Cómo puedes decir a tu hermano: Deja que saque la paja de tu ojo, teniendo una viga en el tuyo?
¡Hipócrita!, quita primero la viga de tu ojo, y entonces verás para quitar la paja del ojo de tu hermano” (Mt. 7, 3-5).
El auténtico amor
Será importante darle a cada cosa su lugar y tener la capacidad de ver tanto los aspectos positivos como los negativos en su justa medida dentro del matrimonio .
No se trata de negar los defectos ni ocultarlos, mucho menos fingir que no existen, esto sería igual a engañarnos.
Se trata de todo lo contrario: el auténtico amor se da cuando eres consciente de la persona con la que has decidido formar una familia.
Cuando eres capaz de verle en su realidad, con sus fortalezas y debilidades y así decides amarle, ahí se da el amor más libre y auténtico.
Enrique Rojas menciona que “el verdadero amor consiste en luchar por sacar lo mejor de la otra persona”.
Busquemos estar siempre atentos en resaltar y reconocer los aspectos positivos y virtudes de nuestra pareja más que sus defectos.
Pues aquello en lo que estemos mayormente enfocados al final de cuentas será lo que tenga más peso en nuestra relación.
LCF. Francisco Peralta Dávalos
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