«¿Por qué soy católico?»
Jesucristo me habla en la oración y en la enseñanza que nos transmite la Iglesia
No podemos amar lo que aún no conocemos. Nuestro amor a Dios viene de un encuentro vivo y una entrega total con Él, cuya relación mantenemos alimentada por la oración.
Y, si amamos al Santo de Santos, también debemos amar a su Iglesia, que por Él es Santa, ya que Cristo no fundó varias Iglesias, al contrario, siempre ha sido Una.
Como católicos, debemos demostrar el amor que tenemos por Dios y por nuestra Iglesia por medio de la alegría en la fe.
Sabernos confiados en el amor del Padre, reconocer su voz en la oración, para poder conocer y practicar cada uno de sus sacramentos con la misma devoción que nos han enseñado nuestros padres de la Iglesia a través de todos estos siglos.
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Ser cristiano católico: ¿Cómo vivir en virtud de lo que creemos y lo que queremos ser?
Conocer los orígenes y las gracias que Dios mismo nos ofrece a través de su Palabra, que es difundida por la Iglesia, nos ayuda a reconocernos como hijos amados del Padre.
Saber que tenemos un Dios maravilloso, lleno de misericordia y que nos hace un llamado a la santidad.
Podemos encontrar muchos testimonios de miles de personas comunes y corrientes que se han convertido en santos. Ellos han defendido y proclamado su fe en Dios.
Se han encontrado con Jesús mismo y han sido capaces de llegar al extremo de dar su vida por Él, demostrando incluso que, por la misericordia que encontraron en Dios, han sabido perdonar hasta a sus propios verdugos.
El amor que hemos conocido y encontrado en Dios mismo nos mueve a poder convertir nuestra vida ordinaria en extraordinaria.
Guiados siempre por el Espíritu Santo y el amor a los hermanos, podemos llegar a ser santos de esta era moderna.
Como dijo san Juan Pablo II: «se necesitan santos de jeans y zapatillas, que se jueguen por su fe y lleven la luz de Cristo a una sociedad que tiene sed de Dios».
La Eucaristía, fuente de fuerza y aumento de amor a Dios
Gracias a la Eucaristía tenemos la maravillosa oportunidad de poder ser santuarios en donde pueda permanecer Jesús.
La Eucaristía es nuestro alimento de vida y nuestra fuente de fuerza. Hemos sido privilegiados en poder creer y confiar en que Dios nos acompaña en cada Eucaristía.
Se vuelve ¡tan pequeño!, para permanecer en nosotros y acompañarnos en nuestro corazón.
Tener la oportunidad en la Santa Misa de escuchar su Palabra y conocerlo cada día más nos abre a su amor.
Por medio de la Eucaristía y una vida de oración logramos reconocer el amor infinito que tiene para nosotros.
Así también, podemos corresponderle como se lo merece. Tener a Dios en nuestra vida y en nuestro corazón debe ser la meta más grande de todo ser humano.
Entonces, como conclusión, ser católico es poder disfrutar de esta vida, confiados en el amor de Dios. Reconociéndonos sus hijos muy amados, amando a su Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
Así ser capaces de relacionarnos con todo lo que nos rodea de la mejor manera y poder vivir de la manera en que fuimos pensados: ¡Vivir para ser felices!
Y tú, ¿qué responderías si tuvieras que decir por qué eres cristiano católico?
Oración
Querido Jesús, pongo en tus manos a los jóvenes, por aquellos que no te conocen, pero sobre todo por quienes luchan por defender su fe día a día en medio de sus ambientes.
Ayúdales a permanecer y ser perseverantes, para seguir siendo testimonio de tu Amor. Amén.