El Papa Francisco, en su reciente exhortación apostólica, nos ha regalado una visión renovada y profunda sobre la sexualidad conyugal.
Al contrario de lo que muchos podrían pensar, la Iglesia no ve la sexualidad como algo negativo o a reprimir, sino como un don precioso que Dios nos ha otorgado para vivirlo en plenitud dentro del matrimonio.
El cardenal Schönborg señaló:
Que, históricamente, la Iglesia quizás se haya centrado demasiado en aspectos más morales y menos en la dimensión humana de la sexualidad.
Sin embargo, Francisco nos invita a mirar más allá, a comprender que la sexualidad es parte integral del amor conyugal y un camino hacia la santidad.
Un regalo divino
Para la Iglesia, la sexualidad conyugal no es solo un acto físico, sino una expresión profunda del amor entre dos personas.
Santo Tomás de Aquino, aquel gran teólogo, llegó a afirmar que el acto conyugal puede ser considerado como una forma de adoración a Dios.
¡Qué hermosa imagen! Al unirse en el amor conyugal, los esposos participan de una manera muy especial en el misterio de la unión de Cristo con su Iglesia.
El Papa Francisco, siguiendo esta misma línea, nos recuerda que la sexualidad conyugal es un camino de crecimiento espiritual.
Al vivirla con amor y respeto mutuo, los esposos se acercan cada vez más a Dios.
La sexualidad, lejos de ser un obstáculo para la santidad, se convierte en un medio para alcanzarla.
Más allá de lo físico
Es importante destacar que la sexualidad no se reduce a la genitalidad. Comprende una amplia gama de expresiones afectivas, como el cariño, la ternura, la comunicación y la admiración mutua.
Cuando la sexualidad se vive dentro del marco del amor conyugal, se convierte en una fuente de gran alegría y enriquecimiento para la pareja.
La sexualidad conyugal, al ser un acto libre y consentido, es la expresión más pura del amor entre un hombre y una mujer.
Como decía Santo Tomás de Aquino, la amistad profunda que existe entre los esposos encuentra su máxima expresión en la sexualidad.
Un llamado a la renovación
La enseñanza del Papa Francisco nos invita a renovar nuestra mirada sobre la sexualidad conyugal.
Nos invita a descubrir en ella un don precioso, un camino de santidad y una fuente de profunda alegría.
Al vivir nuestra sexualidad con amor, respeto y responsabilidad, estamos diciendo «sí» a la vida, al amor y a Dios.
Es hora de superar los prejuicios y los tabúes en torno a la sexualidad. La Iglesia nos ofrece una visión positiva y esperanzadora, que nos invita a celebrar la belleza del amor conyugal en todas sus dimensiones.
Oración
Padre, te pido por quienes han entendido esta llamada a la vocación del matrimonio, envíales tu Espíritu para que sepan elegirse cada día.
Acompáñalos en las adversidades que se les presente, que en medio de la tempestad, fijen siempre su mirada en ti, para que así, la calma vuelva pronto a su matrimonio.
Enséñales a custodiar su sexualidad conyugal, que siempre se consagren a ti. Amén.