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Sanar para amar

En una sociedad donde las relaciones sentimentales son cada vez más frágiles y efímeras, entender el impacto de nuestros traumas emocionales se vuelve crucial. “Sanar para amar”

Estudios en psicología y relaciones de pareja, como los realizados por el Dr. John Gottman, han demostrado que las heridas emocionales no resueltas afectan profundamente la calidad y la manera en la que vivimos nuestras relaciones sentimentales.

A menudo, cargamos con traumas de abandono, rechazo y vergüenza, esperando que nuestra pareja los sane, sin darnos cuenta de que esta responsabilidad es exclusivamente nuestra.

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El origen de la herida: es una responsabilidad propia, no ajena

Nos han enseñado que nuestro cónyuge debe hacernos felices, curarnos, complacernos y estar siempre al pendiente de nuestras necesidades.

Sin embargo, esta expectativa es insostenible y termina convirtiéndose en una trampa emocional.

En ocasiones la relación en el matrimonio suele activar esas heridas no resueltas, convirtiéndose en un reflejo de nuestros propios miedos y carencias.

Si no sanamos primero nuestra relación con nosotros mismos, estaremos construyendo desde la dependencia y el temor, en lugar del amor genuino.

Para lograr una vida más plena y un  matrimonio saludable, es fundamental trabajar en la autoconciencia y el crecimiento personal. Aquí te comparto tres claves esenciales para conseguirlo:

1. Mantén el enfoque en tu propósito.

Cuando nuestra vida gira en torno a la validación externa, caemos en relaciones insanas donde sacrificamos nuestra libertad por un pedazo de aceptación.

La adicción a la aprobación puede ser tan destructiva como cualquier otra dependencia, ya que cedemos nuestra autonomía a cambio de migajas de seguridad emocional.

Enfocarte en tu propósito, en aquello que te da sentido más allá de la pareja, te ayudará a construir una identidad sólida e independiente y poder entonces amar más y mejor.  Estás aquí por algo más grande que simplemente llenar un vacío emocional.

2. Practica la gratitud diariamente.

La gratitud tiene un impacto directo en nuestro bienestar físico y emocional. Estudios han demostrado que mejora el sistema cardiovascular, el sistema endócrino y equilibra el sistema nervioso.

Cuando vivimos en la queja, la ira o la desesperanza, activamos constantemente el sistema nervioso simpático, lo que genera estrés y ansiedad.

En cambio, cuando nos enfocamos en lo que tenemos en lugar de lo que nos falta, promovemos una mentalidad de abundancia que fortalece nuestra estabilidad emocional y nuestras relaciones.

3. Poner al ego en su lugar.

El ego mal gestionado nos hace reaccionar desde la inseguridad, el orgullo y la necesidad de control. Aprender a reconocerlo y manejarlo nos permite reducir el estrés y la tensión en nuestras relaciones.

Un ego equilibrado nos ayuda a tomar mejores decisiones emocionales y a vivir con mayor autenticidad, en lugar de quedar atrapados en comparaciones y expectativas irreales.

Cuando dominamos nuestro ego, gestionamos mejor nuestras emociones y fortalecemos nuestra autoestima de manera genuina.

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Para vivir en plenitud y construir un matrimonio sólido y feliz, no basta con sanar nuestras heridas

También debemos asumir un compromiso personal con nuestro desarrollo y crecimiento. Aceptar la responsabilidad sobre nuestra felicidad y bienestar nos permite dejar de buscar en los demás lo que solo nosotros podemos y debemos asumir.

A lo largo de nuestro crecimiento, debemos asumir tres grandes responsabilidades.

El ocuparnos de ser la mejor versión de nosotros mismos, no olvides que  somos responsables de nuestra felicidad, no debemos delegarla a otros y finalmente  debemos ayudar a otros a que sean felices sin ser responsables de su felicidad. 

El verdadero amor comienza desde el autoconocimiento y la autovaloración. Cuando sanamos nuestras heridas, dejamos de buscar en los demás lo que solo podemos descubrir en nosotros mismos, desde nuestra filiación divina.

Como decía Carl Jung: “Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, seguirá dirigiendo tu vida y lo llamarás destino.” ¿Y tú, estás listo para tomar el control de tu felicidad?

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