¿Cómo ser constructores de paz este nuevo año?
Cada año, cuando se acerca la navidad y el fin de año solemos desearnos unos a otros, cosas maravillosas: Feliz Navidad, felices fiestas, próspero año nuevo. Y muchas veces se pregunta: ¿Tú qué le pides al año nuevo?
Expresamos deseos muy bonitos en los que solemos coincidir, pedimos salud, trabajo y sobre todo pedimos paz. Si nos damos cuenta, ninguno de esos 3 objetivos se consiguen por suerte.
Salud
Para tener salud, hacemos muchos esfuerzos. Nos abrigamos para no constiparnos, nos alimentamos con cuidado para tomar algo que es muy bueno, evitamos eso otro que daña la salud.
Hacemos ejercicio físico, deporte; no sólo porque es divertido sino porque también es saludable. Luchamos diariamente para conservar nuestra salud.
Trabajo
Lo mismo pasa con el trabajo, para tener trabajo, hacemos esfuerzos enormes.
Primero estudiamos un montón, nos formamos para ejercer una profesión.
Madrugamos, viajamos, aprendemos idiomas, nos sometemos a una disciplina de trabajo en equipo. Trabajar se consigue con mucho esfuerzo, no por suerte.
¿Qué pasa con la paz?
A veces también deseamos que haya paz en el mundo como si no dependiera de mí, sino de los poderosos, los dirigentes del mundo.
Cuando decimos, yo le pido al 2022 que haya paz, en realidad queremos decir: Yo le pido a los gobernantes del mundo que no organicen guerras.
Es verdad que los políticos tienen una responsabilidad tremenda en la construcción de la paz.
Por eso nos resulta tan incoherente cuando vemos a los políticos que se llenan la boca con deseos maravillosos de paz.
Pero cuando tienen de frente a alguien que no piensa igual, lo humillan, ridiculizan e insultan, como si fueran gladiadores de un circo romano, y nosotros les aplaudimos, pero luego decimos que deseamos paz.
Estamos celebrando las pequeñas guerras, sin darnos cuenta que las grandes guerras empezaron siendo pequeñas.
La paz en el mundo no depende de los poderosos, depende de cada uno de nosotros.
3 ejercicios para ser constructores de paz
Me atrevo a proponer 3 ejercicios concretos facilísimos que están al alcance de cualquiera que realmente desee la paz.
1er ejercicio consiste en: Bendecir
Que gusto es cuando nos encontramos con alguien que nos bendice, es decir, que dice cosas buenas de nosotros.
Que nos dice: Que bien te sienta ese peinado, que bonito vestido llevas. Oye, me encanta tu trabajo, te felicito por aquello, que guapo te veo.
Nos encanta cruzarnos con personas que nos bendicen porque nos hacen llenarnos de paz.
Y lo contrario, cuando damos con alguien que nos critica, que nos recuerda lo que hacemos mal, que nos dice que eso lo pudimos hacer mejor. Las personas que nos maldicen, nos quitan la paz.
2o ejercicio: El perdón
No deseamos hacer cosas malas pero al final somos frágiles y hacemos daño a los demás con pequeños roces, pequeños arañones.
Si tenemos esa práctica sencilla de pedir perdón cuando hemos hecho mal a otra persona, y con la misma agilidad perdonar a quien nos haga daño.
¡Wow! somos poderosísimos constructores de paz.
3er ejercicio: Dar gracias
Gracias a todas las personas con las que nos cruzamos en la vida cotidiana y que nos sirven.
Las personas en la tienda, un profesor cuando nos enseña, a ellos podemos dar las gracias.
Nos sirven nuestros padres, hijos, hermanos, cónyuges, suegra, yerno y podemos darles las gracias.
Si empezamos a practicar estas 3 actividades sencillas en nuestra familia, el mundo entero va a cambiar
Porque cuando salgamos de nuestro hogar a la calle, al trabajo, a la sociedad, seguiremos siendo constructores de paz y no simples deseadores de paz.
En resumen, no le pidamos al año nuevo algo que no puede dar.
En cambio exijámonos a nosotros mismos una actitud permanente de cordialidad.
Pidamos a Dios que sí puede dárnoslo, las fuerzas necesarias para servirnos unos a otros sin esperar nada a cambio.
¿Ya fuiste a ver tengamos la fiesta en paz?
Si aún no, ve a verla, ¡YA EN CINES!
Juan Manuel Cotelo.
Red de Psicólogos Católicos Catholizare
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