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4 Pensamientos en acción: Identificando los desencadenantes mentales

Bienvenido a nuestra cuarta sesión para dejar la pornografía, ¡Venga lo vamos a lograr!

¿Alguna vez te has preguntado por qué de repente te sientes tentado a buscar contenido para adultos? Puede que no sea solo el aburrimiento o la soledad. A menudo, son nuestros propios pensamientos los que nos llevan por ese camino.

¡Descubre el poder de tus pensamientos!

Imagina tu mente como un jardín. En él, crecen todo tipo de plantas: algunas hermosas y nutritivas, otras espinosas y venenosas.

Los pensamientos son como las semillas que plantamos en nuestro jardín mental. Si sembramos semillas de negatividad, cosecharemos malas hierbas.

Pero si sembramos semillas de positividad, nuestro jardín florecerá.

¿Qué son esos pensamientos automáticos que nos sabotean?

Son esas ideas que surgen de forma espontánea en nuestra mente, a menudo sin que nos demos cuenta.

Pueden ser como una voz interior que nos dice cosas como: «No soy lo suficientemente bueno», «Nunca cambiaré» o «Nadie me quiere».

Estos pensamientos negativos pueden desencadenar emociones como la ansiedad, la culpa o la tristeza, y pueden llevarnos a comportamientos que no deseamos, como el consumo de pornografía.

¡Aprende a identificarlos!

Para poder cambiar nuestros pensamientos, primero debemos identificarlos. Aquí te presentamos dos herramientas muy útiles:

  • Registro de pensamientos: Es como llevar un diario de tus pensamientos. Cada vez que notes un pensamiento negativo, anótalo en un cuaderno o en tu teléfono. Intenta responder a preguntas como: ¿Qué situación me llevó a tener este pensamiento? ¿Qué emociones siento? ¿Qué evidencia tengo para apoyar este pensamiento?
  • La flecha descendente: Imagina que tus pensamientos negativos son como una escalera. La flecha descendente te ayuda a bajar escalón por escalón hasta llegar a la raíz del problema. Por ejemplo: Pensamiento: «Soy un fracaso». Flecha descendente: ¿Por qué pienso que soy un fracaso? Porque no puedo controlar mis impulsos. ¿Y por qué no puedo controlar mis impulsos? Porque soy débil. ¿Y si soy débil? Entonces no merezco ser feliz.

¡Cuestiona y reemplaza!

Una vez que hayas identificado tus pensamientos negativos, es hora de cuestionarlos.

¿Son realmente ciertos? ¿Hay otra forma de ver la situación? Luego, reemplaza esos pensamientos negativos por otros más realistas y positivos.

Por ejemplo, en lugar de pensar «Soy un fracaso», puedes decirte «Estoy aprendiendo y creciendo».

¡Más ejemplos de pensamientos automáticos y cómo desafiarlos!

  • Pensamiento: «Si veo porno me sentiré mejor». 
  • Desafío: ¿Realmente me siento mejor a largo plazo? ¿Qué otras cosas me hacen sentir bien?
  • Pensamiento: «Nunca podré cambiar».
  • Desafío: ¿He cambiado en otras áreas de mi vida? ¿Qué he logrado hasta ahora?
  • Pensamiento: «Soy adicto y nunca lo superarás».
  • Desafío: ¿La adicción es una enfermedad crónica o puedo recuperarme? ¿Qué recursos tengo a mi disposición?

¡No estás solo en esto!


Recuerda que cambiar tus patrones de pensamiento lleva tiempo y esfuerzo. Sé paciente contigo mismo y no te rindas. Si necesitas ayuda, no dudes en buscar el apoyo de un terapeuta o de un grupo de apoyo.

¡Empecemos a construir una mente más saludable juntos!

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PSICÓLOGOS CATÓLICOS.

Recuerda que, si has intentado hacer algún cambio y no lo has logrado, o estás pasando por algún momento de dificultad; existen profesionales (Psicólogos Católicos), que pueden ayudarte a trabajar en ello.

Un Psicólogo Católico es un profesional de la Psicología, con un enfoque científico, fundamentado en la antropología cristiana-católica.

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