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T1 E10 Una historia de amor💙 de película🎬

Una historia de amor de película. Descubre cómo se ganaron el cielo los siervos de Dios, Rosetta Franzi y Giovanni Gheddo. ¡Te va a encantar!

Rosetta Franzi

Nació el 03 de diciembre de 1902 en Crova, Italia. Provenía de una familia muy buena y era la segunda de cuatro hermanas. 

Después de unos años se trasladó a la granja de su Tía-abuela Olimpia, quien era viuda y madre de 11 hijos.

Viviendo allá estudió en el Colegio de “Las Hijas de María Auxiliadora de los cristianos”, donde se graduó como profesora.

Como su padre no quiso que ella ejerciera de forma profesional, porque se sentía más cómodo cumpliendo su papel de proveedor para su familia.

Rosetta se dedicó a dar clases de forma completamente gratuita

 

Enseñaba en el jardín de infancia en el pueblo, ayudaba en la guardería de las hermanas Salesianas, incluso en la escuela primaria para reemplazar a los profesores ausentes. 

Daba clases a los adultos analfabetos, pero además de la educación general se dedicaba a la catequesis, preparando a niños y adultos en la doctrina católica.

¡Qué bello! Su papá al cumplir cabalmente con el compromiso que adquirió al ser padre de familia, también le enseñó a Rosetta el valor verdadero del servicio. 

Pienso que sembrar la semilla de la caridad en su hija fue más valioso y productivo que lo que hubiera podido aportar en dinero.

Rosetta era una mujer de paz.

Nunca hablaba mal de nadie y si había algún chisme, ella trataba de ver los aspectos positivos de la persona de la que se estaba hablando.

Un tip que deberíamos aplicar cuando nos encontremos en una situación así, ¿no creen? Ayudaba a los pobres y a las personas en dificultad.

Giovanni Gheddo

Nació el 22 de abril de 1900 en Viancino, en una familia de diez hijos. Generoso e inteligente, tras la Primera Guerra Mundial, entró en la Real Academia Militar de Turín para ser cadete.

Fue nombrado teniente a los 22 años, después encontró trabajo como topógrafo y más tarde, fue nombrado secretario del Distrito de Riego en otra ciudad.

Por la cercanía, Giovanni comenzó a visitar a menudo a un amigo que trabajaba en la localidad de Crova. 

Un día que iba por allí en su bicicleta, se cruzó con Rosetta y le gustó, por lo que pidió informes de la familia y fue a visitar a su padre, al que expuso sus serias intenciones sobre su hija.

Obtuvo el permiso paterno y fue invitado a ir a su casa de visita para conocer a Rosetta, pero hablaba con ella siempre en presencia de su madre o de alguna hermana.

Ambos eran militantes de la Acción Católica, que en aquel entonces era “una escuela de santidad”.

Acostumbrados a la Misa y comunión diaria, el rezo del rosario, otras prácticas de piedad y la participación en funciones y eventos religiosos.

Se casaron el 16 de junio de 1928

Habiéndose entendido muy bien en la fe, con gran confianza en Dios y su Divina Providencia, y enseguida de la boda viajaron hacia el Santuario de Nuestra Señora de Oropa.

Allí pasaron la noche de bodas rezando e hicieron un voto delante de la Virgen y del Señor pidiendo dos gracias: la primera, dar a luz muchos hijos (propusieron doce) y la segunda, que al menos uno de ellos optara por la consagración religiosa.

Como respuesta a su oración, el hijo mayor, Piero, además de ser un gran periodista, misionero y escritor, se ordenó sacerdote en 1953. 

¡Eso sí que es una noche de bodas inolvidable! ¿Y ustedes, ya consagraron a sus hijos a Dios? ¡Imaginen la bendición que sería, si Dios les toma la palabra!

El matrimonio fue ejemplo de caridad cristiana

Rosetta solía visitar y buscar trabajo para una costurera que había tenido un hijo sin estar casada, a quien su familia echó de la casa y el pueblo le daba la espalda, pero con mucho tacto, Rosetta la introdujo de nuevo en la parroquia.

Mientras que Giovanni era conocido en el pueblo como “el pacificador” porque sabía hablar de paz y de perdón de una manera convincente, resolviendo un gran número de conflictos.

Rosetta Franzi y Giovanni Gheddo vivieron en perfecta unidad de espíritu, llevando una vida de oración y trabajo. La Misa y el Rosario eran los dos pilares de su vida cotidiana.

Reconocieron a Cristo y dieron sus vidas de una manera única al Señor, dejándolo actuar, sin distraerse con las cosas del mundo.

Transmitieron la fe de forma natural y sencilla

Enseguida de su primer hijo, nació Francesco y después Mario, a quienes les transmitieron la fe viviéndola ellos de manera auténtica, creando una alegre atmósfera de oración, de optimismo y de esperanza. 

Después de la cena, en familia rezaban el Rosario alrededor de la mesa y las oraciones de la noche.

Los 2 siguientes embarazos terminaron siendo abortos involuntarios, posteriormente quedó embarazada de gemelos, pero Rosetta enfermó de neumonía y septicemia.

Estando prácticamente en su lecho de muerte, Giovanni muy preocupado por la situación le dijo:

“Si te pones bien, lo haremos de otra manera, porque todos estos hijos te han debilitado”, a lo que su esposa respondió:

“Giovanni, haremos la voluntad de Dios como siempre hemos hecho”.

¡Cuánta firmeza y convicción de estar en el camino correcto!

Con 31 años de edad y 5 meses de embarazo, Rosetta falleció junto con los niños en su vientre. 

Sólo habían pasado 6 años desde que se casaron, y Giovanni había quedado viudo con tres niños de 5, 4 y 3 años de edad, por lo cual se fue a vivir con su madre y dos de sus hermanas, que fueron las que cuidaron de sus hijos.

¡Vaya modelo de paternidad! 

 

Él continuó llevando a sus hijos a Misa diaria, los levantaba a las 5:30 am para que ayudaran en la celebración y luego, a las 7:00 am, se iba a trabajar.

Pudo haber estado con otra mujer, sin embargo, no lo hizo, pues decía: “Yo quiero todavía a Rosetta, no podría amar a otra mujer”. Y le fue leal aún después de su muerte.

El 10 de julio de 1942, fue enviado al frente en la Segunda Guerra Mundial. No tendría que haber ido por ser viudo con tres hijos pequeños. 

Pero fue castigado de esa manera por pertenecer a la Acción Católica y no haber querido nunca afiliarse al Partido Fascista.

Durante la guerra, las cartas que enviaba a su familia siempre eran conmovedoras, llenas de fe y de sentimiento cristiano. 

Cuando las divisiones italianas fueron rodeadas por los rusos, los altos mandos ordenaron la retirada. 

El 17 de diciembre de 1942, estando a 35 grados bajo cero, el oficial más joven estaba obligado a quedarse con los heridos graves, pero Giovanni le dijo: 

Giovanni y Rosetta Gheddo

“Tú eres joven y tienes que construirte una vida; yo tengo a mis hijos en buenas manos. Escapa, que me quedo yo”

 

¡Increíble acto heroico! consecuencia de una vida muy normal, pero cargada de fidelidad y compromiso, una fuerte vida de oración y actos pequeños de caridad en la vida cotidiana.

Piero, Francesco y Mario quedaron huérfanos muy pronto, pero nunca les faltó el cariño y el cuidado por parte de su abuela y de sus tías.

A medida que fueron creciendo, fueron escuchando testimonios de personas que habían conocido a sus padres y que les hablaban de ellos, personas mayores que todavía se emocionaban al recordarles, diciéndoles que eran hijos de padres santos.

El 18 de febrero de 2015, se inició la postulación de las causas de beatificación de los siervos de Dios.

Oración:

Queridos Siervos de Dios Rosetta Franzi y Giovanni Gheddo, les pedimos que intercedan por todos los matrimonios que nos leen y nos escuchan, para que el Espíritu Santo nos ilumine y fortalezca.

Para que, en medio de las dificultades cotidianas, sepamos realizar de corazón constantes obras de misericordia que sean ejemplo e inspiración para nuestros hijos.
Amén.

Podemos descubrir en esta gran historia de amor, que cada día, en medio de nuestras dificultades, tenemos constantemente el llamado a amar más y mejor a nuestro prójimo. 

Si quieres conocer más sobre este y otros matrimonios santos, da click en el siguiente enlace: Perfiles de santidad conyugalRosetta Franzi y Giovanni Gheddo. 

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