Cada 10 de octubre conmemoramos el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que nos invita a hablar con más claridad, menos miedo y mucho más amor sobre lo que ocurre dentro de nosotros.
Como psicóloga católica, creo firmemente que la salud mental no se limita a la mente: también abarca el alma. Y cuando esa conexión se rompe, el sufrimiento aparece.
La fe y la psicología no se excluyen; al contrario, se complementan. Mientras la ciencia nos ofrece comprensión y herramientas, la fe nos regala esperanza y sentido.
Cuando el alma se cansa
He escuchado muchas veces a personas decir: “Si tengo fe, no debería sentirme así”.
Y siempre respondo lo mismo: sentir no te hace menos creyente, te hace humana(o).
Jesús mismo sintió angustia, tristeza y miedo. Lloró por Lázaro, sudó sangre en Getsemaní y clamó en la cruz.
Su humanidad nos enseña que el dolor no está reñido con la fe, sino que puede ser un camino hacia la transformación interior.
Cuidar la salud mental también es una forma de honrar la vida que Dios nos dio. Es decirle:
“Señor, quiero cuidar este cuerpo y esta mente que me confiaste, quiero estar bien para amar mejor.”
La ciencia que se une al amor
La psicología nos brinda herramientas maravillosas para comprender nuestros pensamientos, emociones y conductas.
Pero cuando se acompaña del amor de Dios, adquiere una profundidad diferente: deja de ser solo un proceso terapéutico para convertirse en un camino de reconciliación con uno mismo, con los demás y con la propia historia.
Como psicóloga católica, mi tarea no es imponer creencias, sino acompañar con compasión, respeto y esperanza, sabiendo que la gracia también actúa en el silencio de una sesión, en una lágrima comprendida o en una palabra que consuela.
Cuidar la mente también es un acto de fe
Buscar ayuda no significa falta de confianza en Dios. Significa reconocer que Él puede obrar a través de las personas, de los profesionales, de los tratamientos y de los pequeños pasos hacia el bienestar.
La oración y la terapia no son opuestas: son dos caminos que pueden encontrarse en el mismo propósito: sanar, crecer y volver a amar la vida.
En este Día Mundial de la Salud Mental
● Abracemos nuestra fragilidad con ternura.
● Acompañemos al que sufre sin juzgar.
● Recordemos que pedir ayuda no es debilidad, sino valentía.
● Y sobre todo, confiemos en que el amor —humano y divino— siempre sana.
Porque cuando la fe ilumina la psicología, el alma también encuentra su camino a casa.
Yo soy Carola Estrada, y quiero ayudarte a cuidar tu salud mental
Agenda aqui tu cita con este profesional
