Parece mentira, pero el tiempo vuela en nuestras vidas. “Conversión de corazón”.
Está llegando el tiempo de salvación, dentro de poco volveremos a vivir el Triduo Pascual, lamentablemente solo una pequeña parte de seguidores de Jesucristo, viviremos este tiempo de gracia.
Por ello es bueno detenernos un momento y meditar acerca de lo que produce el pecado en nuestra vida.
Iniciemos por reflexionar en una de las consecuencias que trae el pecado, aparte de la pérdida en relación con Dios, la tristeza, el dolor, la muerte del alma, a pesar de todo ello miremos sacar de ahí alguna oportunidad, hablemos hoy de: la culpa.
Tiene una razón de ser
Porque aunque suene contradictorio, la culpa sana. De entrada me indica que fallé, y eso me permite arrepentirme, buscar reparar mi falta y pedir perdón a quien he fallado y también perdonarme a mí mismo, hasta decimos que: nos remuerde la conciencia.
Cuando asumo esta culpa, ya en ese momento me está sanando, me lleva a asumir mi responsabilidad frente a mi error, y me conducirá a la acción reconciliadora interior y exterior.
Y puedo sacarle fruto, al permitir que genere en mí un aprendizaje sobre el error y me ayude a esforzarme en no volver a cometerlo de nuevo, será entonces cuando habré logrado que en mí se de la conversión de corazón.
Cuando se da ese cambio de conversión en mí, podrían pasar dos cosas:
Primero que mi conciencia se vaya haciendo cada día más laxa frente a pecado, prolongando ese estado en mi corazón hasta el grado de ya no sentir dolor de corazón, por haber ofendido a un ser amado.
Y segundo; que perdamos la dimensión del pecado y terminar como millones de bautizados que dicen “yo no mato… no robo… no secuestro personas… yo no necesito confesarme, no soy pecador.”
Permitiendo que la culpa se instale en nosotros como un tumor, convenciéndonos de que no somos tan malos y frecuentemos los sacramentos, con tanta laxitud.
Y terminemos por confundir lo venial con lo mortal. Por no haber extirpado ese tumor, es cuando el pecado hace su daño más profundo, y la culpa que, pudiendo haber sido sanadora, se instala en nosotros, produciendo laxitud de conciencia.
Ya ahí instalada, nos llevará al otro extremo, y terminará por castigarnos, ya que la conciencia siempre te lo recordará, pensando en aquello que hicimos termine paralizando nuestra oportunidad de conversión, y retrase mi oportunidad de volver al seno del Padre.

Oración
Ya viene el tiempo fuerte de volver a vivir los misterios de la redención. Que la culpa por haber pecado, terminemos por hacerla nuestra aliada y fortalecer en nosotros la oportunidad de volver vivir nuestra relación con Dios. Amén.