1. Cuando conversamos sobre temas importantes, ¿con qué frecuencia ambos buscamos comprendernos antes de suponer intenciones?

2. Ambos tratamos de reservar momentos sin distracciones para disfrutar el uno del otro al menos una vez a la semana.

3. Cuando surge alguna idea negativa sobre el otro, ambos la compartimos y trabajamos juntos para superarla.

4. Ambos expresamos aprecio y validación para evitar que alguno se sienta rechazado.

5. Ambos nos sentimos cómodos hablando de nuestras expectativas y deseos antes de iniciar la intimidad.

6. Ambos compartimos oraciones o lecturas espirituales que nutren nuestra relación.

7. En nuestras conversaciones diarias, ambos escuchamos sin interrumpir ni juzgar.

8. Ambos nos aseguramos de hacer algo divertido juntos al menos una vez al mes.

9. Cuando surge alguna creencia de que el otro “nunca cambia”, ambos la discutimos y buscamos soluciones juntos.

10. Ambos nos aseguramos de expresar cariño y validación para que ninguno se sienta rechazado en el día a día.

11. En nuestra vida íntima, ambos compartimos lo que nos gusta para mejorar la frecuencia y calidad de la relación sexual.

12. Ambos buscamos momentos para orar juntos y fortalecer nuestra vida espiritual en pareja.

13. Ambos practicamos la escucha activa sin interrumpir para entender mejor las necesidades del otro.

14. Ambos planeamos al menos una actividad mensual para disfrutar tiempo de calidad sin interrupciones.

15. Cuando tenemos ideas fijas de que “el otro nunca cambiará”, ambos analizamos esas creencias y buscamos solución.

16. Ambos expresamos afecto diariamente para que ninguno se sienta rechazado sin motivo.

17. En nuestra intimidad, ambos buscamos maneras de mejorar la calidad emocional de nuestra relación sexual.

18. Ambos finalizamos el día agradeciendo juntos a Dios por lo vivido y nuestras bendiciones como pareja.