Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo
Con estas palabras inicia ese hermoso himno al Espíritu Santo o secuencia, que escuchamos en la fiesta de pentecostés.
Y quise empezar de esta manera para hacer una reflexión sobre cómo tener presente al Espíritu Santo cada dia de nuestra vida.
Dejarnos guiar por Él en cada una de nuestras actividades, para que nuestras palabras, pensamientos y acciones reflejen verdaderamente la presencia de Dios en nosotros.
Puede parecer que solo nos acordamos de la tercera persona de la Santísima Trinidad en pentecostés, y pasando la fiesta nos olvidamos.
Por ello quise escribir estas líneas y compartirte cómo ha sido para mí, ese empeño por tener presente al Espíritu Santo cada día.
Para empezar es necesario recordar sus 7 dones:
- Sabiduría
- Entendimiento
- Ciencia
- Piedad
- Temor de Dios
- Fortaleza
- Consejo.
Recuerda que podemos pedir aquellos que consideremos que más necesita nuestra alma, puede ser que algunos días necesitemos más de uno, o bien que haya alguno que nos cuesta más ver en nosotros.
Es importante que los pidamos con mucha humildad y confianza, recuerda que en nuestro bautismo ya nos fueron dados.
Sin embargo al irnos alejando de esa relación con Dios (llevando una vida alejada de los sacramentos y la oración) nos hemos olvidado de cómo trabajar algunos dones.
Pero como ese Padre misericordioso que es Dios siempre podemos volver, aceptar nuestro error con humildad y empezar de nuevo, retomar la oración y no dejar de frecuentar los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía.
Normalmente al levantarme y después de dar gracias a Dios, trato de hacer una oración al Espíritu Santo que me gusta mucho.
Oración fue escrita por un Cardenal francés llamado Jean Verdier:
“Oh Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, inspírame siempre lo que debo pensar, lo que debo decir y cómo debo decirlo.
Lo que debo callar, lo que debo escribir, como debo actuar, lo que debo hacer para procurar tu gloria en bien de las almas y de mi propia santificación.
Espíritu Santo ilumina mi entendimiento y fortifica mi voluntad, dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender.
Sutileza para interpretar, gracia y eficacia para hablar, dame acierto al empezar, dirección al progresar y perfección en el acabar. Amén.”
Es decir puede ser cualquier pequeña oración que traiga a tu corazón su presencia, que te permita escuchar ese susurro que habla dentro de ti, esa paz, la tranquilidad de que tu actuar viene de Él.
Realmente sentirás su presencia cuando veas que en situaciones en las que antes perdías la paciencia, ahora no te cuesta, en que te es más fácil escuchar la voz de Dios.
Atender a su voluntad, que en los momentos difíciles sabemos que Dios nos sostiene y no nos deja.
Es nuestra fuerza, que cuando escuchas la palabra de Dios la comprendes con más facilidad y sobre todo, que buscar ́as que esa relación con Él crezca cada día más, evitaras cualquier situación que pueda ofenderle y dañar esa relación de amor.
Oración:
Divino Espíritu, amor que nos acompaña, luz que nos guía e indica el camino, únenos en ese amor del padre y del Hijo, que busquemos permanecer en el, dejandonos llevar por ti a la gloria eterna. Amén.
