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DEJÉ DE USAR EL CELULAR EN ESTOS 3 LUGARES Y SOY MÁS FELIZ😁

Hoy quiero compartirte 3 lugares donde he dejado de llevar mi celular que me han hecho sentirme más libre, disminuyendo el uso de este. Déjame decirte que el segundo es el que más me ayudó.

En las últimas 4 décadas, nuestra sociedad (occidental) ha venido creciendo en cuanto a ser tecnológicamente dependiente.

Llevamos a muchos lugares nuestros dispositivos.

 

Para muestra basta un botón. Yo mismo me he sorprendido. Cuando voy a ver una película y me doy cuenta que no lo llevo conmigo, me regreso por él. O cuando voy a la tienda, en muchos momentos, estoy pendiente de que el dispositivo esté conmigo.

Es más probable que deje las llaves de mi casa a que salga sin mi celular.

Esto me ha hecho preguntarme: ¿Realmente es tan importante este dispositivo en mi vida? ¿Estoy dependiendo de él? ¿Se ha convertido en parte de mi seguridad?

Nuestros teléfonos

 

El celular es un dispositivo que vino a revolucionar la comunicación, pues la agilizo ya que dio la posibilidad de poder comunicarnos entre nosotros en cualquier momento.

Después con la invención del “Smartphone” y la incorporación del Internet en nuestros dispositivos, estos pasaron de ser simples teléfonos inalámbricos a micro computadoras en los que se es capaz hasta de jugar videojuegos y un sinfín de posibilidades más.

Este dispositivo llegó al mundo laboral y se metió hasta lo más íntimo de nuestros hogares.

Ese no es el problema, el problema es cuando se mete en lo más íntimo de las personas, hablo de sus corazones.

Y es que existen personas que desarrollan dependencia hacia este dispositivo, pues  lo convierten en su compañero.

Cuando se sienten solos, lo tienen como su único medio social, usándolo para anestesiar su corazón.

Lo usan para sentirse más seguros, tener estatus social, sentir que entre más mensajes y más reacciones tiene de sus contacto, es más importante y querido por los demás.

Existen personas que pueden sentirse inseguras, incompletas y ansiosas a la hora de perder su celular.

celular 1, pornografía

Hagamos un ejercicio.

 

Imagínate que se cae tu celular al agua (no, no se te cae al inodoro aunque es muy típico), imaginemos que cae a una fuente. El técnico te dice que no tiene reparación y que es mejor comprar uno nuevo, también imaginemos que no dependes de él para trabajar,

¿Podrías hacerlo?, ¿Cuánto tiempo podrías estar sin tu celular? ¿Cómo te sentirías en ese transcurso de tiempo? ¿Qué es lo que más te preocuparía?

Pongamos esta cosa en su lugar.

Es por eso que me he puesto a reflexionar y he concluido que existen 3 espacios donde el celular me roba la vida.

En la cama

 
Cada vez que me llevaba el celular a la cama, venía un pensamiento a mí que decía “He trabajado todo el día arduamente, me merezco unos momentos de diversión y esparcimiento” jajaja nada más falso y lejos de la realidad.
 

No eran unos momentos, era una hora, a veces dos, y eso no era lo peor ya que, cuando me daba cuenta había perdido los últimos momentos del día con mi familia y esto era diario.

Entre TikToks, shorts y Facebook, mi cabeza terminaba muy inquieta (acelerada) y mis ojos super deslumbrados, lo que no me permitía descansar de buena manera, además sentía que no lo estaba haciendo bien y que si me daba mis gustos al final no terminaba en paz. 

¿Saben? Ahora que lo escribo era como mi sesión diaria de “mundo” la cual llenaba mi mente y mi corazón de pura basura.

Algo que me dolía era que cuando quería darles la bendición a mis hijos, ellos al igual que mi esposa ya estaban dormidos. Al principio me decía: “bueno” me lo merezco, si no tomo mi tiempo ahora ¿cuándo?

Después me di cuenta que los últimos momentos del día son sagrados en la vida de alguien que busca vivir en equilibrio.

Al final del día mi corazón buscaba un poco de paz, un entrar en mi interior, revisar el día para descansar y no lo estaba haciendo.

celular 2

También me di cuenta que me distraía de mi relación con Dios. 

Desde pequeño mi madre me decía: Al final del día Jesús, reza 1 padre nuestro y 3 Aves María.

La verdad yo nunca las rezaba, pero cuando empecé a reflexionar lo que hacía al final del día me pregunté ¿Si intento vivir mi día en presencia de Dios? ¿Por qué no terminar el día en su mirada?

Un día lo intente y ¡Bingo! Fue genial descansar en la mirada de Dios. El rezar y después decir.

Papito, muchas gracias por la vida de hoy, gracias por estar conmigo, quiero descansar en ti. Amén.

Wowww ¡ha sido genial!, no presumo de nada. Muchas veces se me ha olvidado, pero últimamente lo he hecho más seguido, y he dormido más en paz.

Además de que me permite darle las “buenas noches a mi esposa y la bendición a mis hijos” (ya se… sueno como el típico padre de familia 😛 ni modo jajajaja)

Para hacer ese cambio, quité el cargador de la cabecera de mi cama y lo coloque cerca de la puerta de mi recámara, lo cual me hace levantarme cada vez que lo quiero, por eso no lo tomo hasta la mañana siguiente.

En el baño

 

Disculpen lo poco pudoroso de esta sección, pero así es (espero que los de Catholizare no me bloqueen)

Señores el baño, no puede ser.

No sé por qué me llevaba mi celular al baño, (bueno sí) la verdad nunca fui de leer las instrucciones del champú o el periódico, de hecho, no sé por qué antes había la imagen de alguien sentado en inodoro con el periódico en las manos (creo que he revelado mi edad), bueno pues el celular en la mano es su sustituto. 

Ok, un día me di cuenta de la cantidad de tiempo que desperdiciaba. Además de que tenía conductas tales como, regresarme por el dispositivo. Fue entonces que decidí dejarlo en donde estuviera o si no se podía quedar solo llevarlo conmigo, pero no usarlo.

 

Logrando ese objetivo me he sentido más libre y algunos días hasta le he dejado cargando una mañana entera como un acto de rebeldía y libertad.

En la mesa

 

Siempre he sabido que hay que cuidar el uso del celular cuando está uno comiendo con los demás, para mí no es nuevo y eso no es lo que me causó problemas. Mi problema fue más bien a la hora de comer solo, inmediatamente tomaba el celular y me disponía a consumir el contenido multimedia mientras consumía mis alimentos.

Hasta que me di cuenta cómo es que automáticamente existía una relación directa entre comer solo y ver el celular.

Siempre que veo una relación directa entre un activador y su conducta me gusta preguntarme ¿esto me hace más libre o me esclaviza?

Y en esta ocasión no me sentía libre así que he dejado el celular a un lado y cuando me toca comer solo, me concentro en la textura de la comida, sus sabores y la sensación de estar solo conmigo mismo.      

Pues muy bien, constantemente preguntémonos ¿Cómo estoy viviendo? ¿Qué me esclaviza? ¿Qué me aleja del amor? ¿De qué me estoy alimentando? ¿Esto es bueno para mí?, no con miedo sino con ansias de libertad.

Por cierto, si crees que necesitas ayuda en este tema ya sea contigo o con tus hijos, claro que puedes consultar a una de nuestras Consultoras Familiares Católicas, ellas son super expertas en el tema.

celular 4

Oración

 

Hola papá, padre mío, gracias por estar con nosotros, por hacerte el encontradizo, y habitar en nuestros corazones.

Te pido por todas las personas que están leyendo este post para que suites en el corazón esos anhelos de libertad, que tengan cuidado con todas aquellas cosas que ofrece el mundo par esclavizarnos y que sepan que la verdadera felicidad está en concerté y amar a los demás.

Amén

PSICÓLOGOS CATÓLICOS.

Recuerda que, si has intentado hacer algún cambio que te ha costado y no lo has logrado, o estás pasando por algún momento de dificultad o de crisis; existen profesionales (Psicólogos Católicos), que pueden acompañarte en el proceso y ayudarte a trabajar en ello.

Un Psicólogo Católico es un profesional de la Psicología, con un enfoque científico, fundamentado en la antropología cristiana-católica.

Psicólogo Católico.
Terapia de pareja.
Terapia familiar.
Terapia individual.

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