Un término que cambia la mirada: del “embarazo no deseado” al “embarazo imprevisto”
En el marco del VI Congreso para Educadores de la Universidad Francisco de Vitoria, Amaya Azcona, Directora General de la Fundación REDMADRE, ofreció una ponencia profundamente humana y esclarecedora titulada “Embarazo inesperado: mujer y shock de realidad”.
Su intervención puso sobre la mesa una cuestión fundamental: las palabras importan, y el modo en que nombramos la realidad puede condicionar la forma en que la comprendemos y afrontamos.
Azcona explicó que resulta más adecuado hablar de “embarazo imprevisto” que de “embarazo no deseado”. La diferencia no es meramente semántica, sino antropológica y psicológica.
El término “no deseado” introduce la idea de que lo que no se desea no debe existir, una lógica utilitarista y subjetiva que desvaloriza la vida humana y puede influir en decisiones precipitadas.
En cambio, hablar de embarazo imprevisto permite reconocer el hecho biológico y existencial: una nueva vida ha comenzado, fruto de un encuentro entre un hombre y una mujer, independientemente de si ese momento fue planeado o no.
Desde esta perspectiva, Azcona invitó a los educadores y profesionales a recuperar un lenguaje que refleje la verdad de la vida y que no refuerce el miedo o la negación.
El embarazo puede ser inesperado, pero no por ello deja de ser un acontecimiento profundamente humano, lleno de potencial y significado.
El embarazo como acontecimiento imprevisto y el error cultural del “sexo seguro”
Durante su exposición, Amaya Azcona abordó el modo en que la cultura contemporánea ha separado la sexualidad del sentido de la vida y del amor responsable.
Por más de cinco décadas, se ha transmitido la idea de que los anticonceptivos garantizan un “sexo seguro”, desligando el acto sexual de su dimensión generativa y relacional.
Esta falsa seguridad conduce a muchas personas a creer que el embarazo es algo “controlable” y, cuando ocurre, se vive con asombro y desconcierto, como si algo imposible hubiera sucedido.
La directora de Fundación REDMADRE señaló que este shock inicial responde a un desajuste entre la percepción cultural y la realidad biológica.
En su mente, la mujer puede sentir que “esto no podía pasarme”, pero la vida humana no depende del deseo ni de la planificación, sino del misterio de la fecundidad y del encuentro entre dos libertades.
El impacto psicológico del embarazo imprevisto
El embarazo imprevisto no es solo un acontecimiento físico: es también una sacudida emocional.
La mujer puede experimentar sentimientos ambivalentes, que van desde la ilusión y la esperanza hasta la ansiedad, la tristeza o el miedo.
Este torbellino emocional es una reacción natural ante una situación que cambia radicalmente el rumbo de su vida.
Azcona destacó que, si la mujer no recibe el apoyo necesario, el impacto psicológico puede intensificarse, afectando su salud mental.
La ansiedad aparece como una de las respuestas más comunes: la mente anticipa peligros futuros y la persona se siente desbordada.
En este estado, se produce lo que algunos psicólogos denominan un “secuestro emocional”: el pensamiento racional queda bloqueado y la mujer no logra tomar decisiones equilibradas.
Los síntomas del shock de la noticia —mareos, vómitos, desorientación, dificultad para concentrarse o incluso para sentir— son señales de que el cuerpo y la mente necesitan tiempo para procesar la realidad.
Los expertos coinciden en que nadie está en condiciones de decidir en ese momento, y que es esencial dar espacio, escucha y contención antes de cualquier acción.
El embarazo como amenaza y el riesgo del pensamiento mágico
Cuando la ansiedad domina y el embarazo se percibe como una amenaza, la mente busca salidas rápidas para aliviar el dolor.
En ese contexto puede surgir lo que Amaya Azcona llamó un “pensamiento mágico”: creer que el aborto resolverá el problema y devolverá la tranquilidad.
Sin embargo, advirtió que muchas mujeres que optan por el aborto lo hacen en un estado de gran vulnerabilidad emocional, sin plena conciencia de las consecuencias que esta decisión puede tener para su salud mental.
Lejos de eliminar el conflicto, el aborto puede generar sentimientos persistentes de culpa, vacío, tristeza o arrepentimiento, derivando en lo que se conoce como síndrome postaborto.
Por otro lado, las mujeres que aceptan el embarazo —aunque haya sido inesperado— también pueden experimentar depresión prenatal o trastornos de ansiedad, especialmente si se enfrentan solas al proceso.
Reconocer estos desafíos emocionales no significa patologizar la maternidad, sino comprender que el embarazo es un proceso de transformación integral, que requiere acompañamiento y comprensión.
La fuerza del acompañamiento: apoyo emocional y social
Uno de los ejes más esperanzadores de la conferencia fue la importancia del apoyo emocional, psicológico y social.
Azcona enfatizó que ninguna mujer debería vivir un embarazo imprevisto en soledad.
Contar con una red de apoyo sólida —formada por la pareja, la familia, amigos, profesionales y organizaciones como Fundación REDMADRE— es esencial para que la mujer recupere la serenidad y fortalezca su capacidad de decisión.
Desde la psicología católica, el acompañamiento implica más que asesoramiento técnico: es un acto de caridad y justicia.
Escuchar sin juzgar, ofrecer contención, brindar información veraz y ayudar a integrar la experiencia desde la fe, son gestos que pueden cambiar el curso de una vida.
Amaya Azcona subrayó que el apoyo no sólo mejora la salud mental de la madre, sino que también repercute positivamente en el desarrollo del bebé.
La presencia de una comunidad que acoge —ya sea una familia, una parroquia o una institución— convierte el miedo en confianza y la soledad en esperanza.
Recuperar una mirada integral: cuerpo, mente y espíritu
El embarazo, incluso cuando es inesperado, puede convertirse en una oportunidad de crecimiento interior y espiritual.
Reconocerlo así exige una visión integral del ser humano: no somos sólo biología ni emoción, sino personas llamadas al amor, creadas por Dios y abiertas al don de la vida.
Azcona invitó a los educadores y psicólogos católicos a redescubrir esta mirada antropológica cristiana, donde la mujer es acompañada en su totalidad: cuerpo, mente y alma.
Cuidar su salud mental es también cuidar su dignidad y la del hijo que lleva dentro.
Conclusión: del shock al sentido
La conferencia “Embarazo inesperado: mujer y shock de realidad” nos deja una lección profunda: la palabra, la escucha y la presencia salvan vidas.
En medio de la confusión y el miedo, ofrecer apoyo humano y espiritual puede transformar un momento de crisis en una historia de esperanza.
Hablar del embarazo imprevisto no es sólo una cuestión médica o psicológica, sino también una responsabilidad cultural y moral.
Es reconocer que cada vida, incluso la que llega sin ser planificada, es un bien y merece ser acogida.
Nota editorial
Las ideas expresadas en esta publicación pertenecen a Amaya Azcona, Directora General de Fundación REDMADRE, en su conferencia “Embarazo inesperado: mujer y shock de realidad” durante el VI Congreso para Educadores de la Universidad Francisco de Vitoria.
No necesariamente representan la postura oficial de Catholizare.com.








