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Las mujeres que se desnudan más, necesitan hombres más castos

Hoy quiero traer a la mesa un tema que me ha estado dando vueltas en la cabeza durante la última década. 

Hablar sobre la vestimenta de las mujeres y los hombres castos.

Estamos en una sociedad que maneja una doble moral (lenguaje), por un lado, se le permite a la mujer usar prendas cada vez más reveladoras.

por el otro lado, se le exige al hombre que reprima uno de sus impulsos más básicos, “la atracción sexual hacia las mujeres”.

Me pregunto ¿hasta dónde llegará esta situación?

Cuando era muy joven, mi padre me regaló un libro que se titulaba “¿Cómo será el mundo en 100 años?” Era un libro lleno de ilustraciones, con aviones gigantes y transatlánticos nucleares.

Pero hubo algo que llamó mi atención y fue la vestimenta de las mujeres. Recuerdo que estaban semidesnudas. 

La tela de sus prendas era como un velo de novia, es decir tipo “see through”. Tal era la transparencia que se veían sus pechos completamente y de la zona pélvica era lo mismo.

Dije entre mí: “Obvio eso no va a pasar, nadie va a permitir que se le vean los pechos completamente y menos los pezones”. Sin tomarlo mucho en cuenta, pasé la hoja y continué viendo más ilustraciones de autos futuristas. 

Tal vez el autor de ese libro no estaba tan equivocado.

La vestimenta.

¿Te has dado cuenta cómo es que la vestimenta de las mujeres ha cambiado revelando cada vez más su cuerpo?

Pareciera que el atuendo para ir al gimnasio requiere cada vez menos ropa e incluso en una competencia de atletismo, parece que corren en ropa interior, me pregunto ¿de qué se trata?

En las redes sociales, no es raro encontrar fotos de perfil donde el foco principal de la pose son los pechos o alguna otra parte de su cuerpo.

La palabra Belfie.

 se refiere a los autorretratos donde el verdadero protagonista es el trasero de la persona buscando obtener los tan apreciados “Likes”.

Estos Belfies ya son populares en Instagram y TikTok.

Obviamente todo esto nos educa.

No sólo es una moda, sino que da pequeños golpecitos a nuestras conciencias y fortalece creencias como: 

“entre más sexy soy, las personas me admirarán más”, o quizá que “una mujer debe presentarse como alguien primeramente sensual o no será valiosa”.

Si bien el cuerpo de la mujer es hermoso y podríamos hablar en un post completo de ello, no ocuparé el presente para tocar ese tema.

hombres castos

Hombres castos.

Hoy hablaremos de los hombres castos. En este post hablaremos de los hombres, los de a pie, los que están en la vida real, aquellos que viven en familia, que tienen hijas, esposas y que están tratando de vivir una vida casta y ordenada.

Caballeros: A ustedes dedicó este post. Déjenme decirles que no la tienen fácil, pues vivimos en una sociedad cada vez más erotizada, donde pareciera que se le ha convencido a algunas mujeres que “entre más muestren su cuerpo, serán más libres y más amadas por los hombres”. 

La verdad creo que es todo lo contrario, pues podrían ser más utilizadas por ellos.

Sí, caballeros, ¡no la tenemos fácil!

No es un secreto que, para los hombres, el cuerpo de la mujer siempre será un misterio, pues es la expresión física de ese ser creado para amarse, llamado: mujer.

El cuerpo de la mujer nos atrae hacia ella. No sólo en el plano del placer, sino en diferentes dimensiones, ya que este es capaz de engendrar vida

No sólo de engendrarla, sino de mantenerla durante los primeros años de vida.

Esto nos habla de que el cuerpo, es una pieza clave en la voluntad de Dios

Un misterio para nosotros, pues encierra múltiples significados. Uno de ellos, es que la persona “es” a quien amamos (la persona es su cuerpo).

Volviendo al punto inicial, una de nuestras misiones es ser hombres castos pues cuando estamos en una relación de amor y juramos ser fieles, desarrollar esta virtud será fundamental para vivir en el amor.

Y será todo un trabajo (y aquí expongo el motivo principal de este post) pues como ya lo he dicho vivimos en una sociedad cada vez más erotizada y entonces el reto de la fidelidad es mayor, obvio se necesita muchísima ayuda divina pero también humana.

Este es un derecho de las mujeres

Como hombre pro-mujer, entiendo que, dentro de un marco ordenado a cada situación, las mujeres pueden decidir vestirse como más les guste y les acomode.

Ya que esto será, reflejará y comunicará su personalidad a los demás, lo reconozco como un derecho que ellas tienen.

Este es un derecho de los hombres 

Sin embargo, también reconozco el derecho que tienen los hombres a no sentirse incómodos con la vestimenta de una mujer.

¿Hombres, les ha pasado que uno está bien y llega una mujer con un atuendo particularmente revelador, lo cual despierta algo en nosotros que no buscamos?  

Imaginemos una situación:

Un hombre va de la mano de su esposa junto con sus 2 hijas a una fiesta. Él es diseñador gráfico, por ende es muy visual.

Está acostumbrado a tratar con cualquier tipo de persona ya que eso es parte de su trabajo. Tiene la habilidad de entender el mundo por medio de sus ojos, pues a eso se dedica en su profesión.

La fiesta a la que asiste junto con su esposa e hijas es una boda, es decir una fiesta familiar pues fueron invitados los más cercanos a los novios.

Este hombre llega al lugar de la recepción dispuesto a disfrutar de la fiesta, el mesero le indica la mesa que ocupará y le acompaña hasta ella.

Una escena inesperada

Todo va bien hasta que voltea la mirada, se encuentra en su misma mesa a una mujer que viste un vestido con un escote pronunciado y una falda muy corta.

En ese momento el esposo y padre en cuestión, experimenta una serie de emociones y pensamientos automáticos que le incomodan, pues ese no era el plan, lo que él busca es pasarla bien con su familia en dicha fiesta.

Cabe aclarar que, no es que el cuerpo de la mujer le sea desagradable al hombre, pero como ya lo dije ese no era el plan.

Seguramente este hombre volteará la mirada a otro lado y como todos los demás hombres y mujeres de esa mesa, tratará de disimular fingiendo que no hay alguien con muy poca ropa en la mesa.    

Es allí donde creo que todos fingimos, pues por mucho que las personas de la mesa hagan como que no ésta la chica, siempre voltearán a verla. 

Probablemente usted que lee este post se preguntará ¿y qué sugiere usted que hagan las personas de la mesa? la respuesta está más adelante en un universo paralelo.

Yo me pregunto..

¿Cómo se sentirá este caballero?

Que cada vez que, por voltear a ver a su esposa, se topa con lo que revela la chica del vestido.

Seguramente tendrá que estar lidiando en repetidas ocasiones para ordenar los pensamientos y emociones espontáneas, para así poder pasarla bien esa noche.

Si el citado caballero está decidido a ser hombre casto y sabe cómo controlar su impulso sexual (que dicho sea de paso es inherente a todos los hombres), entonces iniciará un camino para olvidar el punto, se centrará más en la fiesta que en la escena que le ha tocado vivir.  

Pero si este caballero no controla sus emociones, que también dicho sea de paso no escogió (pues él venía a la fiesta y no a ver a la chica, menos enfrente de su esposa).

Entonces se verá en problemas, ya que si responde a sus impulsos (mira a la chica, ruborizace, etc), podría estar en situaciones incómodas para todos (¿y si este fuera un adolescente?).

No solo porque los de la mesa, la chica o su esposa se den cuenta, sino porque habrá sido presa de esos pensamientos y emociones, que ahora están fuera de lugar, pues él venía a disfrutar de la fiesta.

Es muy probable que si él, por alguna situación la mira y alguien se percate de ello, le juzgará, y probablemente si la chica cae en la cuenta de su mirada, pensará que es un acosador.

¿Y si nuestro hombre en cuestión fuera otro?

Ahora, no quiero pensar lo que pasaría si este padre de familia es alguien que:

Cuenta con un temperamento sexual alto, está en el camino de dejar la pornografía, tal vez se encuentra reestableciendo la confianza de su esposa después de una infidelidad, o la combinación de las tres.

Seguramente esta situación que era de disfrute, se volverá frustrante.

¿Y saben que es lo peor?, que por mucho que la esté pasando mal, él también fingirá que no pasa nada y así todos estaremos fingiendo.

Seguramente este caballero que se verá en aprietos, en secreto adoptará estrategias para salir avante de tal situación, sin que nadie, incluso su esposa, se dé cuenta.

Es en este momento donde viene a mí la cabeza lo dicho por Jean-Paul Sartre “Mi libertad se termina dónde empieza la de los demás”

¿Qué acaso un hombre no tiene el mismo derecho de sentirse cómodo, tanto como una mujer el vestirse?

En un universo paralelo

Me imagino en un universo paralelo donde no existe la creencia machista de que: “los hombres no pueden negarse a las mujeres” en la siguiente escena.

Imagine al caballero del ejemplo anterior. Él es un hombre sano que siente ese impulso sexual natural por las mujeres, pero sabe cómo controlarlo. No quiere lidiar con ello y menos en esta fiesta con su familia.

Al percatarse de la situación se levanta y expresa a la chica, “¡Hola!, ¿Puedo pedirte un favor?,  ¿Crees que puedas cubrirte un poco? ya que vengo con mi familia y la manera en que vistes me hace sentir un tanto incómodo.”

¡Seguramente, escándalo total! – ¡Hey! Jesús, ¿recuerdas que estamos en un universo paralelo? – cierto, que alivio.

Y como se trata de un universo paralelo, la chica responde: “Disculpa, no era mi intención incomodarte, sé que este es un evento familiar. En este momento me pondré una chalina”

Mejor aún, imaginemos que en ese momento ella nota la incomodidad del caballero y se cubre. O quizá alguien más de la mesa le comparte una prenda que le ayude en esa situación no tan grata.  

Sería genial, pues nos ayudaríamos entre todos a pasarla mucho mejor.

Imagínense esta misma escena, claro en un mundo paralelo, pero en el GYM, en el templo cuando uno va a misa, o en el parque ¿puede imaginarlo?

El pensamiento individualista

Querido lector, sé que suena muy utópico porque no está dentro de nuestros esquemas. 

Tal vez si usted no está de acuerdo con los párrafos anteriores, porque le parezca machista o algo así y dentro de su mente esté pensando: “¿Qué culpa tiene la chica del vestido? El problema está en la mente retorcida del otro”.

Bueno, que si usted es más misericordioso(a) pensará: “Pues la chica está en su derecho y es el problema del otro lo que hace con sus compulsiones”.

Déjeme decir que le entiendo, pues el pensamiento individualista ha permeado nuestra mente y sociedad sin darnos cuenta.

Juan Manuel Burgos en su libro “Introducción al personalismo”, habla acerca de la citada corriente de pensamiento. 

Nos dice que tomó fuerza después de la segunda guerra mundial. Una de las características de dicha corriente, es que repliega al hombre sobre sí mismo y sus bienes.

Le hace ajeno a las necesidades de los demás pues el bien máximo es “el bienestar de la persona individual” y no toma en cuenta los resultados de nuestros actos a nivel social.

¿Han escuchado la frase: “Mientras yo esté bien, que el mundo que gire”? Eso es individualismo puro.

Otro rasgo del individualismo es la firme y decidida defensa de los derechos del individuo sobre cualquier otra cosa, incluso del bien social.

Esto explicaría las reacciones anteriores que se acercan a un: “No me molestes, si te incomoda es tu problema”, “Tú eres el que está mal no yo” “Aunque yo estuviera mal es mi problema y si eso te causa problemas, es tu asunto, no el mío”.

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¿Cómo reaccionaría una mujer cristiana – católica?

¿Cuál sería la respuesta de aquella mujer que se ha encontrado con Dios y su misericordia? Seguramente de misericordia.

Si tú eres mujer, pregúntate ¿qué pasaría si el corazón y la mente que está en juego no fuera de un desconocido sino de alguien que realmente te importa?

¿Y si fuese el corazón de tu hijo, de tu hermano, amigo, padre?, ¿Qué harías?

¿Cuidarías su corazón o le dirías que es su problema?

“Tal vez necesitamos más mujeres que cuiden el corazón y la mente de los hombres, para ayudarles a ser más castosy entonces esas mismas mujeres disfruten de la castidad de ellos.

¡Aclaración!

No pretendo dejar en las manos de las mujeres la responsabilidad de la castidad de los hombres, ¡No! Dios nos ha dado la voluntad, inteligencia y libertad, para así discernir nuestro proceder.

Sólo estoy describiendo una situación que es real, en la que todos disimulamos y hacemos como si no pasara nada, pero que a muchos hombres les sucede y que a nosotros como sociedad parece no importarnos.

Tal vez el problema es que no vemos las consecuencias.

Me pregunto, ¿qué pasaría si aquella mujer pudiera ver el corazón de aquel caballero que la mira con un deseo desordenado? 

Que pudiera ver las consecuencias que tiene en su vida, no solo familiar, sino afectiva, psicológica y espiritual. ¿Seguiría siendo parte de esta escena?

Imaginemos que esa persona que está delante de la chica no se queda callada si no que abre su corazón y le dice:

“Oye, fíjate que estoy trabajando para cuidar mi vocación al amor”

“Estoy en la lucha de salir de mi adicción a la pornografía”

“Me acabo de confesar y no quiero tener pensamientos impuros” 

o tal vez ”Soy Sacerdote y quiero ser fiel a mi vocación”.  

“Quiero ser mejor ¿me ayudas?” ¿Qué respondería aquella mujer en cuestión?

Si así es, todos tenemos responsabilidad en el tema para que así podamos amar de una manera más verdadera.

Y que los caballeros seamos aquellos hombres que formen parte importante de la felicidad de su pareja (este tema lo tocaré en otro post).  

Así es querido lector. Todos tenemos responsabilidad en este tema, este tema es infinito, seguro muchas personas pudieran cuestionar mis argumentos, yo mismo lo estoy haciendo en este momento, pero algo es seguro.

 Y aquí estamos hombres y mujeres, compañeros eternos, ayudándonos los unos a los otros para amarnos verdaderamente y no usarnos

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Esto es para ti caballero, ¡Necesitamos hombres castos!

 

Como he escrito, no quiero que en este post  se entienda que, el hombre es víctima de la manera de vestir de las mujeres.

Para eso Dios nos ha dado la razón y la voluntad, además de la capacidad de maniobrar para salir de estas situaciones. 

Es parte de aquello que Dios nos ha dado en nuestro pack de hombre.

 

Caballeros. En este momento y más que nunca, necesitamos hombres castos.

Necesitamos hombres que no se deslumbren sólo con el cuerpo de la mujer, sino que cultiven la capacidad de ir más allá, de superar lo físico y poder mirar el corazón de nuestras mujeres.

La mujer es lo más hermoso que como humanidad tenemos, pero no solo por lo físico, sino porque su corazón es un misterio para nosotros.

“Y más que un misterio es un tesoro que tendremos que descubrir, abrir, valorar y amar.”

El problema es que allá afuera existen muchos peligros y trampas que nos pueden distraer de cuidar a ese tesoro.

Estos peligros, pueden hacer que lo perdamos de vista y lo que es pero que le dejemos de amar o le usemos.

 

Hombres castos, para ello tenemos que ser centinelas (firmes y dignos)

 

¡Sí un Centinela! Este es un soldado, militar u oficial que se encarga de vigilar o resguardar el lugar que le es asignado.

Señores ese será nuestro papel “custodiar ese lugar sagrado”.

Custodiar nuestra mente y corazón, custodiarlos de ideas y emociones que se pudieran presentar y que son contrarias al amor.

Tú, hermano:

Custodia aquello que dices, aquello que escuchas, filtra lo que te dicen otros, recuerda que el camino siempre es el amor, ser hombres castos es nuestra misión.

Cuida tu corazón de malos deseos e impulsos desordenados, ordena el impulso sexual al respeto de tu dignidad y el de tu pareja.

Entra en contacto con tu intimidad y fortalece tus afectos, tal vez por ello estás en una situación de dependencia que no te gusta o tienes algún vicio que no puedes dejar, porque usualmente no entramos a nuestra intimidad.

“Algunos de nosotros tenemos tantas armaduras que no dejan ver tu verdadero interior, ese hombre de Dios que eres tú.

Hore de Dios

No finjas “tú eres un hombre de Dios”

Recuerdo que antes de entrar en el camino de la evangelización, tenía un cliente que cada vez que iba con él, me contaba sus aventuras con otras mujeres.

A mí me fastidiaba ir con él porque sentía que ensuciaba mi corazón, trataba con todas mis fuerzas de filtrar lo que me decía y custodiar mi corazón, pude lograrlo, pero entendí la tarea.

Pero lo que no pude lograr es decirle “tú eres un hombre de Dios”

Tenía pena de decirle “¡Hey! No hagas eso, es una tontería. Todo eso que haces está mal”

¿Saben que le contestaba? Mi única contestación era no pues esta cabrón” ¡Solo eso le decía!

Hoy digo: ¡qué vergüenza! Pero ¿era lo único que tenía para decir? Todo por no perder el pedido que me haría, ese cliente a la larga terminó mal, sólo, sin familia.

No tuve la valentía de decirle “Hombre, no hagas eso” Después de 4 años lo pude hacer, las últimas veces que lo vi, le dije; 

“Busca el camino del bien, fortalece tu comunicación, ¿por qué no te confiesas y vas a misa?, busca ayuda”. Nunca supe si lo hizo.

Supongo que él me contaba todo eso porque no tenía a nadie a quién contarle. 

Hoy descubro que era así, él no custodiaba su corazón y era presa fácil de los placeres, juntándose con mujeres que no le convenía.

Él creía que yo era uno más del mundo y no pude decirle que yo era un hombre de Dios como todos.

“Lo que más me duele es que no le pude decir que él también lo era.” 

hombres castos

Cada uno de nosotros sabemos dentro de nuestro corazón que lo somos

Pero fingimos, solo para encajar dentro de la manada.

La verdad eso no sirve de nada, es más, eso va totalmente en contra de ese centinela que tenemos que ser.

Cuando estamos entre los amigos, alguien comenta algo contrario al amor y nosotros también nos reímos o decimos cualquier estupidez solo por convivir.

Sabemos que eso no va con nuestros valores, identificamos que no lo diríamos frente a nuestras esposas o a nuestras hijas.

Y no es por que tengamos miedo de hacerlo, sino que sabemos que entre hombres podemos mostrar algo de maldad y no pasa nada, ¡error! déjame decirte que sí pasa.

En ese camino también se ensucia nuestro corazón, además que existen hombres que sí se la creen, es por eso que no tenemos que entrarle al juego.

Al contrario, debemos ser valientes, detener ese tipo de acciones y demostrar lo que siempre hemos sido, hombres de Dios que custodian su corazón para estar en este mundo.

Caballeros acuérdense que…

No somos de este mundo, somos “hombres de Dios”, hombres castos

Completos, orgullosos, temerarios y lo único que tenemos que hacer es regresar al primer amor a quien nos amó primero, a Dios.

 Así, pues seamos valientes, custodiemos nuestro corazón, denunciemos lo que va en contra del amor para que seamos uno con Dios y todos los demás hombres sepan que:

Ser hombres castos es parte de nuestra masculinidad pues se requiere ser “muy cabrón” para serlo.

“Hombres castos, hombres firmes y dignos siempre”

Oración

Señor te doy gracias por el hombre o mujer que está leyendo este post, te doy gracias porque abres nuestro corazón y sales al encuentro de él. 

Gracias porque nos envías a tu Espíritu Santo para iluminar nuestros corazones y así inflamarse de tu amor.

Te pido por toda nuestra audiencia para que seamos verdaderos hombres castos y mujeres de Dios, y así tu reino se extienda por generaciones. Amén.

PSICÓLOGOS CATÓLICOS.

Recuerda que, si has intentado hacer algún cambio que te ha costado y no lo has logrado, o estás pasando por algún momento de dificultad o de crisis; existen profesionales (Psicólogos Católicos), que pueden acompañarte en el proceso y ayudarte a trabajar en ello.

Un Psicólogo Católico es un profesional de la Psicología, con un enfoque científico, fundamentado en la antropología cristiana-católica.

Psicólogo Católico.

Terapia de pareja.

Terapia familiar.

Terapia individual.

Red de Psicólogos Católicos / Cathodemia

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