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Los niños también están llamados a la santidad

¿Los niños llamados a la santidad?

En estos días en donde los medios audiovisuales y las redes sociales tienen mucho que ver con la manera en que vemos al mundo, veamos a nuestros hijos y démonos cuenta de la responsabilidad que tenemos de cuidar y fomentar su fe. 

Hoy te propongo (en medio de las festividades que rodean al día de muertos), una nueva manera de celebrar el día de Todos los Santos.

Me decidí a escribir estas palabras porque hace unos días estaba en casa con mi hija cuando alguien llamó a la puerta y, al abrirla, mi corazón se agitó: mis vecinos muy amablemente habían decorado el pasillo que compartimos con el tema de Halloween. 

Digo que mi corazón se agitó porque, con solo abrir la puerta, vi máscaras de personajes de las películas de terror colgadas en el pasillo, brujas y otros monstruos, algunos en versión “amistosa”. 

Mi hija de 4 años.

Se sorprendió y me dijo (con un tono entre con miedo y nerviosa): “¿qué es eso mami?”.

Yo no sabía qué responder porque en casa no acostumbramos ver películas de terror ni nada referente a ese género.

Agréguenle que es el primer año en el que mi hija ya demuestra tener conciencia de lo que sucede a su alrededor y, muy naturalmente, ella pregunta por todo aquello que la intriga o le llama la atención

Cerré la puerta y seguía viendo a mi pequeña con curiosidad mientras pensaba para mí: “¿y ahora qué le digo? Vamos a tener que pasar por allí todos los días y no quiero que ella vea todo eso todo el tiempo”. 

Estando en casa entendía ese llamado a no solo encerrarme y conformarme con decirle a mi hija “esto no”, o “esto está mal”, o “esos disfraces no”.

No quería que aquellas figuras la despertaran por las noches con pesadillas.

A la mañana siguiente tenía que salir a la calle y no sabía qué hacer. Tomé a mi pequeña, tapé su carita, la abracé y salimos pronto. 

Al llegar al centro comercial al que nos dirigíamos, ¡oh sorpresa!, nos recibieron Chucky, una bruja, un vampiro y muchas otras figuras aterradoras. 

Mi hija volvió a ponerse nerviosa y preguntarme:

 “Mamá, ¿por qué está eso? ¿Qué pasa?”. Y yo, seguía sin saber qué responder.

Y aún más, conforme sus preguntas comenzaron a ir más allá de las decoraciones:

“mamá, ¿qué es Halloween?”, “¿por qué las personas se disfrazan?”, “¿yo me puedo disfrazar?”, “¿por qué les dan dulces?”, “mamá, ¿esos monstruos existen?”.

Llegar a casa y pasar de noche por ese pasillo que nos estremecía. Pensé que no podía vivir así durante todo este mes y no podía fomentar en mi hija miedo, inseguridad y/o confusión. 

Entonces mi esposo y yo nos sentamos en la sala y platicamos con ella sobre el Halloween, explicándole lo que es:

Halloween es una celebración de otro país en donde las personas se disfrazan de cosas que les pueden dar miedo, pero que todo eso no existe y, por tanto, no hay que tenerles miedo.

Mi hija quedó satisfecha con la respuesta y ahora podíamos salir a la calle y pasar ese pasillo sin problema. Pues ella comprendía que solo son adornos y que las personas somos iguales, pero tenemos gustos diferentes (Daniel el tigre lo explica muy bien en una de sus caricaturas).

Ya le había explicado a mi hija todo lo referente al Halloween pero no podía quedarme solo con eso. Con salir a la calle y/o al ver fotos en redes sociales, mi corazón se estremecía y entristecía al ver cómo los niños pequeñitos aún no entienden mucho de lo que trata toda esta parafernalia.

¿Halloween?

Lo que no le pudimos explicar a nuestra hija, por su edad, es que el Halloween surgió de prácticas rituales de la Inglaterra medieval, en donde sus culturas antiguas buscaban tener contacto con el inframundo. 

Y con el choque, con los esfuerzos de los misioneros cristianos, se adaptaron esas prácticas para “despojarlas” de su sentido original (de hecho, la palabra “Halloween” proviene de una expresión que significa “Noche de los santos”).

Sin embargo, con el paso del tiempo esta mezcla entre lo pagano y lo cristiano a su vez, se fue poblando de fantasmas, brujas, seres espectrales y otros que se tomaron de leyendas y tradiciones folclóricas de las islas británicas. 

¿No tenemos ya bastante con toda la violencia que se vive afuera como para todavía permitir y fomentar que los niños vean como normal tantos disfraces con simbolismo tan violento?

Niños Santos

Niños llamados a la santidad.

¡No podemos callar lo que hemos visto y oído, y más cuando estamos formando en la fe a nuestros pequeños, a las futuras generaciones! 

Lo que vivan ahora, lo que sembremos en ellos ahora, será lo que vivan de grandes; ¿quién no recordará la oración del ángel dela guarda antes de dormir y el beso de mamá que le estás dejando sembrado en el corazón a tu hijo(a)? 

O peor aún, ¿qué estamos permitiendo que los demás –con la mercadotecnia y el internet– siembren en ellos?

Fue entonces cuando venía a mi mente esta cita:

“Estamos en el mundo pero no somos del mundo” Cf. Jn 17, 15

Quería proteger a mi hija de todo lo que pensaba perturbaría su mente, pero estamos en un mundo donde nos bombardea lo que no es de Dios y no podemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo nos lleva la corriente. 

Por eso le tenía una propuesta a mi hija:

–Hija, este 1 de noviembre se celebra el día de todos los santos: ¿qué te parece que te vista de santa y salimos a la calle a compartir dulces a los demás niños?

¡Se nos ocurrió compartir paletas en donde pegaremos frases de santos! 

A mi hija le entusiasmó la idea y fue la primera en ayudarnos a buscar los dulces en la tienda.

Niños llamados a la santidad, al igual que nosotros. 

Nosotros como padres estamos llamados a cuidar su inocencia y su fe que está naciendo. Al igual que el brote de una planta que va surgiendo a la vida. 

Como padres, necesitamos motivarlos a que no se avergüencen de su fe, sino que la propaguen. 

En estos tiempos es difícil ir contra corriente: sé que, evidentemente, cuando los niños vean a mi hija que no va vestida como uno de ellos. les causará interrogantes porque ya alguna vez la habíamos vestido de santa y la cara de las personas era de extrañeza. 

Sin embargo, con iniciativas de este tipo buscamos sembrar cada día en ellos la fe y cuidarla, como la semilla de mostaza de la que Jesús nos habla en el Evangelio.

Para profundizar en lo que has leído:

Te invitamos a vestir a tu niño de santo con los materiales que tengas en casa: puedes armarlo con la tela o con la ropa que tengas en casa, o incluso con papel: ¡la imaginación no tiene límites!

Paso 1: Elije tu santo
Paso 2: Lean en familia lo que hizo ese santo. ¡Te sorprenderás!
Paso 3: Vístanse de santos en familia.
Paso 4: Si aceptan el reto, salgan a la calle y disfruten de esa llamada a la santidad.

Oremos
ORACIÓN POR LOS NIÑOS
Señor: te pedimos por nuestros hijos
y por todos los niños del mundo.
Cuida de su inocencia y de su espíritu,
no permitas que el mundo los corrompa.
Cuida de sus almas señor y bendice cada día de sus vidas
para que puedan crecer en gracia y sabiduría en tu amor.
AMEN

Niños llamados a la santidad.

Gisela Domínguez.

Si quieres profundizar en este tema, te recomendamos leer: Solemnidad de todos los santos.

PSICÓLOGOS CATÓLICOS.

Recuerda que, si has intentado hacer algún cambio que te ha costado y no lo has logrado, o estás pasando por algún momento de dificultad o de crisis; existen profesionales (Psicólogos Católicos), que pueden acompañarte en el proceso y ayudarte a trabajar en ello.

Un Psicólogo Católico es un profesional de la Psicología, con un enfoque científico, fundamentado en la antropología cristiana-católica.

Psicólogo Católico.
Terapia de pareja.
Terapia familiar.
Terapia individual.

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