Toda relación tiene sus altos y sus bajos; nuestra relación con Dios también puede llegar a pasar por momentos de tibieza o incluso de frialdad. «Sequía espiritual»
¿Qué es la sequía espiritual?
¿Alguna vez has sentido que Dios no te escucha, que se ha alejado de ti o que las cosas ya no son como antes? ¡No te preocupes! Esto le ha pasado hasta a los más grandes santos.
Algunos lo conocen como “la noche oscura del alma”, otros como “desiertos” que debemos atravesar para fortalecer nuestra fe.
Sea como sea, ten calma porque esto es pasajero y, aunque sientas que Dios está lejos, es cuando más profundo y arraigado se encuentra en tu corazón, orgulloso de verte luchar por mantener tu relación con Él.
A continuación, te comparto 5 tips para que esta sequía espiritual sea más pasajera y pronto puedas volver a sentirte como el hijo o la hija amada de Dios que eres:
1. Mantente
Sé que es difícil, pero recuerda que esto pasará. No permitas que este momento te desvíe de tu camino; continúa con los mismos hábitos espirituales que tenías antes aunque te cueste el doble (misa, Rosario, leer la Biblia, adoración eucarística, etc.); más aún, trata de aumentar tus tiempos con Dios, aunque “no tengas ganas” o “no sientas nada”. Quédate en silencio con Él, pero quédate.
2. Revive
Haz una lista de todo lo que has vivido con Dios, de esos momentos que te han marcado o que aumentaron tu fe, de los milagros que has visto y las cosas que has sentido. Intenta ver los regalos que Dios te hace cada día, como un bello amanecer, llegar sin tráfico a la oficina, oír a un niño reír, poder abrazar a alguien…
3. Escucha
Te puedo apostar que Dios sigue hablando a tu vida, solo que tal vez cambió la manera en que lo hacía. Ábrete a su Palabra y durante esta sequía dedica un tiempo a leer la Biblia todos los días.
Discierne qué te está tratando de decir con todo esto y para qué está permitiendo que lo vivas. ¿Qué quiere Dios de ti?
4. Redescubre
Esta es una oportunidad para encontrar nuevas formas de acercarte a Dios. Si antes no leías la Biblia, intenta hacer la Lectio Divina.
Si hacías oración en silencio, prueba con canciones o imágenes. Si no ibas al Santísimo, ¡ve y cuéntale tu día! Si no has servido, búscate un apostolado o lánzate a un retiro.
5. Reflexiona
Todo desierto es un periodo de soledad y silencio para entrar en tu corazón y ser honesto contigo. Haz un examen de conciencia, analiza si hubo algo en especial que te hizo sentir indigno o que te alejó de Dios, y después ve al sacramento de la Confesión o con tu guía espiritual para contarle todo lo que te está pasando.
Recuerda: esta es solo una etapa, una en la que Dios suele echar semilla para cosechar más adelante. Ten fe y haz que esta espera sea fecunda y dé muchos frutos.
Tal vez tú no puedas ver todos los cambios que obra Dios en tu corazón, pero confía en que está trabajando en ti.
Oración:
Mamita María, tú me conoces mejor que nadie porque eres mi madre y sabes lo que llevo en mi corazón. Por favor ayúdame a reencontrarme con tu Hijo amado, a volver a sentir su gran amor y su presencia para no vivirme en una sequía espiritual.
Envíame a tu Santo Esposo para que me renueve con su fuego, y así pueda abrirle de nuevo mi corazón a Dios. Amén.
Autor invitado.
Monse Reyes.
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